Al Seba siempre le ha gustado andar haciendo esas preguntas. Dice: qué estabas haciendo tú cuando te enteraste de la muerte de camiroaga. O: dónde estabas cuando cayeron las Torres gemelas. O bien: cuál es tu historia con el terremoto del 2010. Tiene un montón de anécdotas recopiladas. Procedo ahora el relato acerca de mi propia anécdota del Gran Colapso del Sistema de Transporte Público Metropolitano, suceso que, a todas luces, marcó, por lo menos, el segundo gobierno de la traidora Bachelet, y día en el que me vi involucrado en una serie de sucesos que me permitieron vivir el colapso en primerísima persona.
Me había recién comprado una nueva grabadora Tascam, junto a un carísimo micrófono direccional. Eran sin duda los productos más caros que había adquirido en mi vida. Me habían costado varios meses de ahorro y me ponía un poco nervioso salir a la calle con ellos. Tenía que desplazarme desde mi centro de reclusión laboral (trabajaba como sonidista) al terminal de buses, camino a la casa de mi tía, en Machalí. Estaba decidido a tomar un taxi, para defender la Tascam de fortuitos lanzazos callejeros, pero un par de horas antes recibo un mensaje de mi amiga, la Camanchaca. Que quemáramos alguna cosa. Estaba en la biblioteca de Santiago, no demasiado lejos del terminal, así que tomé el taxi hacia allá.
En esa época la Camanchaca todavía no entregaba la tesis de su magíster, y estaba estudiando el comportamiento de la ciudad, en particular de Santiago. Después de fumar me estuvo hablando de la presencia, de la presencia del ser, qué significa la incertidumbre del pasado y del futuro, qué significa que la naturaleza escape al control humano. Por ahí le mostré la Tascam -peligroso: estábamos sentados afuera del archivo nacional, casi en la calle- y más tarde le pregunté:
-qué es esta angustia que siento permanentemente ?
-ninguna respuesta mía podría ser pertinente, pero significa que estás vivo, que necesitamos guerra, que nuestro ser extraña la violencia, que somos capaces de constatar la muerte, que estamos decididos a enfrentar la insignificancia en cada gesto, en cada palabra.
Cuánta razón, pero el tiempo apremiaba: ella tenía reunión en el sindicato de trabajadores independientes, así que al rato nos despedimos, regalándome la cola, que en realidad era como medio pito.
Ambos íbamos a tomar taxis para defender nuestras pertenencias. Yo tomé uno por Matucana hacia Estación Central, y a las pocas cuadras constaté que el chófer del taxi se encontraba en evidente estado de intemperancia. Aceleraba a a toda velocidad y cantaba -más bien, balbuceaba- canciones de Héroes del Silencio. En la esquina de la Alameda, parados en la roja, se puso a discutir con el chófer del auto contiguo, y de pronto abrió la puerta, echándole la espantá. Ahí aproveché de bajarme, le dije:
-hermano estai re curao, no deberíai manejar así.
-ya pero, pero, pero págame la carrera- balbuceó.
Le pagué. Eran $960, pero le pasé la luca y me fui. Pocos metros más allá, en medio de un tumulto de gente que esperaba la verde peatonal, tomé con firmeza el hombro de un carabinero y casi le susurré al oído, para que los otros transeúntes no me oyeran:
-ese taxista de ahí va re curao, me acabo de bajar.
El carabinerito caminó directamente hasta el chófer. En ese momento, no sé por qué, me puse muy nervioso. Mis glándulas soltaron un chorro de adrenalina. También: un principio de ataque de pánico, hiperventilación, el músculo corazón a toda sístole. Me acerqué a un par de efectivos de fuerzas especiales que custodiaban, a media cuadra, el portón de la USACH. Les dije lo que había pasado, y observamos desde lejos cómo el carabinerito parlamentaba con el taxista. Mi miedo era que el taxista me reconociera y tomara represarias en mi contra. Nada de eso suponían los FFEE, que se reían de mi mala suerte, y que me dijeron que me fuera tranquilo cuando el taxista se fue "a toda raja" (palabras textuales de un efectivo) en dirección, justamente, hacia el terminal.
-pero dejaron que se fuera !!
-nooo, lo deben haber empadronado.
No quisieron explicarme qué significa eso de empadronar, y luego estallaron en carcajadas cuando, frente a ellos, pisé ampliamente los desechos biológicos de algún perro. Con el zapato lleno de mierda les comenté que había tomado el taxi porque llevaba cosas "delicadas" dentro de la mochila, y a ellos se les ocurrió que, en vez de caminar, podía ir en metro: aunque fuera una sola estación, la seguridad valdría la pena. Así qué bajé al metro.
(Ruego al lector no cuestionar esa extraña sensación de seguridad que me invadía al estar frente a la policía. En efecto, me calmé completamente durante la conversación. Incluso reímos).
Como decía, bajé al metro. Todo se veía normal. Me sorprendió lo increíblemente lento que fue el proceso de comprar el boleto. Luego bajé al andén y llegó un tren de forma casi instantánea. Al abrirse las puerta di un paso al interior y esperé. Pasaron uno o tal vez dos minutos. Luego, una grabación, en ese maldito tono siútico, característico de la línea 1:
-señores pasajeros, informamos que nos mantendremos detenidos en la estación durante más tiempo del normal.
Cuántos minutos había perdido entre comprar el boleto y estar parado sin posibilidad de actuar dentro del tren! Una niña le comentó a sus padres que ya tenía las axilas mojadas de tanto transpirar. El padre sólo dijo:
-está lento el metro hoydía.
Yo: en silencio, mirando a la nada; como quien dice, estoico. Otro minuto o tal vez dos y de nuevo:
-señores pasajeros, informamos que estaremos detenidos dentro de la estación durante más tiempo del normal.
El malestar se empezó a hacer latente. Las últimas semanas el metro había sufrido varias fallas. Algunos garabatos en voz alta y la niñita que apoyaba su cara en el cuerpo de su padre. ¡Qué horrenda ciudad! Cuánta muerte, cuanta desidia, cuánta incapacidad, encerrados ahí, de pie, quietos. Esta, la tercera información es que recibíamos como pasajeros, fue una voz humana en vivo, probablemente el maquinista.
-señores pasajeros, informamos que hay un problema en la siguiente estación, y nos mantendremos detenidos durante algunos minutos.
Con todo el tiempo que había pasado, caminando ya habría llegado al terminal. Otros pasajeros se dieron cuenta de lo mismo y salieron del tren, subieron la escalera, en fin, se fueron. Los que seguíamos ahí no nos mirábamos ni nos hablábamos. Sólo la niña, que le preguntaba al papá, con la mirada, cuánto falta.
De pronto, no sé si sin darme cuenta, di un paso afuera del tren. Ahí me quedé. Miré hacia un lado y hacia otro, luego miré a la niña. Ya habían pasado más de 10 minutos. Arriba, en la boletería, había algún movimiento. Me acerqué a observar. Primero noté que no estaban admitiendo más pasajeros en el andén. Un cliente-pasajero gritaba que lo dejaran cargar su tarjeta para tomar una micro, en la superficie. Algunos otros pasajeros del tren salieron, también, al andén, y vi que un grupo de ellos trataba de comunicarse directamente con el maquinista.
Cuando llegué ahí, vi dentro de la cabina a un sujeto nervioso, de no más de 25 años. Hablaba con alguien por radio y se negaba a abrir la puerta o la ventana. Se estaba formando un griterío cuando un personaje del tumulto llamó al silencio y apoyó un oído en el vidrio que nos separaba de la información. Dijo que desde el walkie-talkie le decían al maquinista que no hiciera nada.
Nos mirábamos interrogantes cuando el mismo maquinista levantó el micrófono de los altavoces del tren y dijo:
-señores pasajeros, nos mantendremos detenidos en la estación durante algunos minutos. Les rogamos mantener la calma.
A varias alturas del larguísimo tren empezaron a retirarse grupos de pasajeros. La noticia corrió rápidamente por todo el tren. Las redes sociales indicaban -y algunos usuarios oficiaron de medio de comunicación para con los demás pasajeros- que ya habían desalojado varias estaciones de las líneas 1 y 5, que el colapso era general. En tumulto, la gente empezó a salir del tren, a subir las escaleras. En medio, vi a la niña: iba sentaba en los hombros del papá, mientras su madre dirigía las maniobras familiares. A medio pasillo entre la boletería y la salida, estaban entregando boletos, por las molestias. Algún pasajero gritó:
-por qué chucha no avisan abajo, nos tuvieron 20 minutos parados como hueones !!
Arriba, en la Alameda, el panorama no era mejor. En todas direcciones pasaban micros absolutamente repletas. Asimismo, taxis y colectivos llenos de pasajeros subían por Matucana o doblaban por Ecuador. El paradero del transantiago estaba absolutamente colapsado y parecían estar formándose peleas. Era viernes, ya estaba oscuro, y, de la nada, se formaron grupos de personas, dispuestas a caminar juntas, por ejemplo, hacia alguna comuna. Sucedía espontáneamente, de forma dispersa, radicular. Las micros pasaban repletas y era ridículo pensar en subirse a una. Paraban a dejar pasajeros, pero lejos de los paraderos. Pocas cuadras más allá vi cómo, en una de esas paradas, la micro era asaltada por una treintena de personas tratando de subir.
En obispo umaña con Alameda, un grupo de evangélicos aseguraba que el eterno nos estaba castigando por nuestros pecados. Más allá, la Catedral Evangélica había dispuesto a una treintena de cantantes en las escalinatas del edificio. También mantenían la teoría del castigo divino.
Al llegar al terminal el caos era notable. Miles de personas caminaban por la Alameda, especialmente hacia el poniente. El tráfico era notablemente superior al habitual, las veredas congestionadas al máximo, sin por eso cerrar el comercio, aunque muchos vendedores ambulantes eran pasados a llevar. Los grupos caminaban por las veredas, mientras las calles ebullían de autos. Era viernes, en invierno, siete y veinte de la noche. Espontáneos líderes gritaban:
-acá vamos pa Pudahuel caminando, vamos pa San Pablo !!
y algunas señoras se unían, o jóvenes, y trataban de mantener una unidad en medio del tumulto, cosa difícil, incluso innecesaria. También: vi camionetas y camioncitos regalando transporte. También: grupos de delincuentes que eran transportados al mismo tiempo que intimidaban al conductor. Incluso: falsos líderes que incautaban ancianas para robarles. Una cuadra más allá del terminal, en general velásquez, habían un choque, con carabineros y bomberos a la vista.
Todo eso vi. Probablemente más cosas, pero ahora no las recuerdo.
Dentro del terminal el panorama era razonable. Había cierto ambiente de agitación, pero no colapso. Los buses a Machalí estaban saliendo de manera puntual, aunque habían tacos en las autopistas, según se rumoreaba. Lo que vimos fueron grupos de personas caminando, e importantes atochamientos en las calles, aunque no en la autopista. El viaje a Machalí fue relativamente normal. La Tascam llegó intacta.
Esa es mi historia del día del Gran Colapso del Transporte Público Metropolitano. Dejo a continuación algunos recortes de prensa.
Sábado 6 de septiembre
METRO CONFIRMA: 100% DE ESTACIONES FUERON EVACUADAS
El día de hoy metro dio a conocer un informe donde admite que hubo errores en los métodos que se utilizaron para evacuar
TODAVÍA NO HAY RESPUESTA POR COLAPSO EN METRO
Desde la empresa se indicó que se están haciendo las investigaciones pertinentes y que pronto darán a conocer la fecha de reposición de servicios
LOS CARIBEÑOS QUE SE HICIERON FAMOSOS EN LAS CONDES
Transportaron gratis a más de 200 personas
720 ACCIDENTES DE TRÁNSITO EN NOCHE DEL COLAPSO
Empresa metro todavía no entrega fecha de reposición de servicios
HASTA 6 HORAS CAMINANDO
Usuarios aseguran que pasadas las 12 de la noche buses seguían pasando llenos
LA GRAN CAMINATA DE PAJARITOS
Carabineros cifró entre 60 y 110mil los maipucinos que llegaron caminando a sus hogares
DELINCUENTES COBRABAN "PEAJE" EN AVENIDA GRECIA
Asaltaban a los usuarios que caminaban haciendo la ruta de la línea 4
MILES DE TRABAJADORES DURMIERON EN SUS OFICINAS
Municipalidad de Providencia cifró el número en "varios miles"
COMERCIANTES, LOS MÁS CONTENTOS CON EL COLAPSO
En comunas como Estación Central y Santiago Centro, las ventas crecieron más de 100%
LA HISTORIA DEL TAXISTA BORRACHO QUE BAJÓ LA ESCALERA EN METRO ECUADOR
El accidente dejó un muerto y una veintena de heridos. Testigos aseguran que chófer había sido fiscalizado por carabineros, pero dejado en libertad. El automóvil bajó la escalera y se detuvo a metros de la boletería, en plena evacuación de la estación.
Domingo 7 de septiembre
MINISTERIO DEL INTERIOR INTERPONE QUERELLA CONTRA QUIENES RESULTEN RESPONSABLES POR COLAPSO EN METRO
A un día del colapso, la cartera de peñailillo entregó antecedentes "reservados" al ministerio público
MAÑANA LUNES: METRO NO ABRIRÁ SUS ESTACIONES
Colapso se mantiene y ya se habla de un "lunes negro"
TRANSANTIAGO LLAMA A VOLUNTARIOS PARA CONDUCIR BUSES ESTE LUNES
Frente a la persistente falla del tren subterráneo, el Administrador Financiero del Transantiago espera sacar a la calle el doble de buses que en lunes habitual, pero no tienen suficientes conductores
Lunes 8 de septiembre
BACHELET ASEGURA QUE COLAPSO SE DEBE A GESTIONES DE GOBIERNO ANTERIOR
La mandataria indicó que la mayor responsabilidad del colapso recae en empresas de mantenimiento de líneas, concecionadas durante la administración Piñera
Martes 9 de septiembre
BUSES PRIVADOS COBRAN PASAJES HASTA 10 VECES MÁS CAROS QUE EL METRO
Hasta 7000 pesos cobraron algunos buses por el recorrido Plaza de Puente Alto - Tobalaba. Muchos pasajeros lo consideraban un abuso, pero buses salían llenos
Miércoles 10 de septiembre
ESTA TARDE METRO RETOMARÍA SUS OPERACIONES HABITUALES
Después de 5 días de colapso, Metro finalmente se encuentra resolviendo las fallas y esperan abrir las estaciones a partir de las 2 de la tarde
CÁMARA DE COMERCIO DE SANTIAGO: LOS COSTOS DEL COLAPSO SON INESTIMABLES Y SUS CONSECUENCIAS AFECTARÁN A LA ECONOMÍA DURANTE AÑOS
La CCS informó que según sus proyecciones, el colapso en el metro significa la pérdida de varios miles de millones de dólares, y la desaparición de algunos miles de puestos de trabajo. Instaron al gobierno a tomar medidas para ayudar a empresas afectadas.
EL DRAMA DE TRABAJADORES QUE NO PUEDEN LLEGAR A SUS EMPLEOS
Buses repletos y congestión en todas las grandes avenidas de Santiago han marcado estos días sin Metro. Muchos trabajadores han perdido sus puestos de trabajo por no poder desplazarse hasta ellos en tres días consecutivos
30 de septiembre
POPULARIDAD DE BACHELET CAE A MÍNIMOS HISTÓRICOS
A tres semanas del llamado Gran Colapso del Transporte Público Metropolitano, encuesta adimark sitúa a la presidenta con sólo un 16% de aprobación
30 de noviembre
LA DESACELERACIÓN YA ES UN HECHO. ECONOMÍA CAYÓ 2 PUNTOS EN ÚLTIMO TRIMESTRE
Si bien se venía registrando una disminución en el crecimiento desde enero, el Gran Colapso del Transporte Público Metropolitano es clave para entender esta dura baja en la economía del país