jueves, 6 de febrero de 2014

Crónicas Fílmicas: Bruce Lee y yo



El Bruce Lee era el conserje de mi edificio. Era un super buen conserje, acomedido atento y terminaba las cosas temprano pa después centrase en la caseta y meditar un rato. Siempre que uno tenia problemas domésticos el los resolvía.
El Bruce Lee  era un maestro de artes marciales, había practicado varias y de varios estilos. Y no era raro que gente extraña fuera a las 6 de la tarde, cuando terminaba su turno, para desafiarlo a pelear.




"Si amas la vida, no pierdas el tiempo, de tiempo está hecha la vida."


 El Bruce Lee decía que el nunca perdía una pelea y nosotros los que vivíamos en el edificio nunca lo vimos perder. A la gente del edificio no le molestaban las peleas del Bruce Lee, porque eran encuentros honoríficos sin mucho escándalo. Eran bonitas las peleas del Bruce Lee como de películas y siempre, pero siempre ganaba.  Algunas veces no peleaba eso si, el decía que el no perdía nunca una pelea porque las elegía.  Siempre apostaba sus lentes de sol , los que usaba hasta en invierno el rival apostaba otra cosa en cambio. Lo que fuera, un cuchillo, un wiño pa jugar palin,  una olla a presión, unos libros, hasta un super nintendo con 2 juegos se ganó una vez. Pero al Bruce Lee no le importaban tanto las cosas, para el lo importante era pelear y ganar.



"Al infierno con las circunstancias. Creo oportunidades."

Varias veces fueron a desafiarlos locos que se dedicaban profesionalmente al combate y lo desafiaban a pelear y le apostaban caleta de plata. Un par de veces el Bruce Lee aceptó y rápidamente ganó esas peleas. Con una o dos patás super certeras. Pero aveces decía que no iba a pelear. y no peleaba no mas.  Cuando los contrincantes le decían: ¡ Si no peliai entonces te gané po, Maricon! El Bruce Lee lo miraba sereno y le decía que no po. Que si pelearan habría  un ganador o un perdedor, pero si no hay pelea, nadie ni gana ni pierde. Que la razón por la que el peleaba no era para ganarle al otro, sino para ganarse a si mismo. Entonces la apuesta que hacia era "no perder las batallas que elegía",  saber que ganaría o perdería solo sintiendo el espíritu del rival. Cuando el sabía no podía ganar no peleaba. De esa forma el podía entrenarse en sentir el espíritu de la gente en todo momento.  Y eso era lo realmente importante de las peleas, no las cosas que ganaba, ni ganar, ganar daba lo mismo, el decía que peleaba solo por ganar, pero esa era la explicación fácil. A nosotros que nos enseño un par de trucos nos explicaba sobre todo que ganar era lo menos importante. Pero igual siempre ganaba.


"Yo no temo al hombre que ha lanzado 10,000 patadas diferentes, yo temo al hombre que ha lanzado una misma patada 10,000 veces".





Entre los personajes que pasaron por el estacionamiento de nuestro edificio a las 6 de la tarde vimos:
Varios cabros choros del barrio, que más de alguna vez pelearon de a varios contra el Bruce Lee, a veces iban por pasarla bien nomas sabian que perderían, pero que la pasarían super bien porque el Bruce Lee no los lastimaría más que lo justo y necesario.  Tambien fueron un par de viejos con pinta de camioneros, de feriantes cargadores, algunos milicos con uniforme y unos pacos de franco. Unos profes de karate unos aficionados a judo y varios más.

Un cabro más viejo del edificio dijo que una vez lo vio pelear con 5 nazis en una tocata y les sacó la cresta. Eso si dijo que peleaba distinto. Que era más rápido brigido y violento que cuando peleaba en los estacionamientos del edificio.  Decía que no le gustaba pelear así obligado, que le hacia mal y tenia que meditar mucho después de eso. El Bruce Lee nunca se sacó los lentes y un día presento la renuncia al administrador, dijo que estaba agradecido que nos quería a todos y nos deseaba una vida Feliz. Antes de irse se acercó a mi me marcó un super buen combo en el brazo y yo lo bloque como el me habia enseñado, se rió con orgullo y me dijo: "Se agua, amigo mio Se agua".
 Nunca más o vimos ni supinos nada de el en el edificio.

                                 


"No te establezcas en una forma, adáptala y construye la tuya propia, y déjala crecer, sé como el agua. Vacía tu mente, sé amorfo, moldeable, como el agua. Si pones agua en una taza se convierte en la taza. Si pones agua en una botella se convierte en la botella. Si la pones en una tetera se convierte en la tetera. El agua puede fluir o puede chocar. Sé agua, amigo mío".