domingo, 21 de septiembre de 2014
qué miedito
Ella entra en la oficina, una casa amplia pero levemente sobrepoblada. Después de saludar a los colegas se sienta en su escritorio y recibe una llamada mientras enciende el computador.
-Agencia Empanada, buenos días.
Como siempre el cliente con sus temas y cuentos y ella lo escucha pacientemente y trata de decirle que sí a todo, y en cuanto se abre el navegador, la red social le muestra un mensaje de él, desde el otro lado de la oficina.
-Viejo culiao!! Dile que no a todo.
Y sigue el cliente con la tontera y ella está llenando unas plantillas de Excel con los innumerables cambios y la voz se vuelve irritante y luego una pasadita corta por la red social para adjuntar en la pestaña del chat el ícono de un "hoyúo", sin nunca desaparecer el murmullo de fondo de la voz del cliente.
Así continúa la jornada, hasta cuando él está hablando con otro cliente y ella le escribe por el chat.
-cuéntame más rato qué ridiculez dijo la jésica.
Y a la hora de almuerzo, él le cuenta.
-volvió a pedir que cambiemos la plantilla de la semana pasada. Cuatro cambios a la misma plantilla y cacha, jajajaja, pidió que la línea de coardios no se cruce las tres veces con las itrias. ¡No cacha nada! ¡Cómo no se van a cruzar! La mina parece que no entiende de qué se trata la pega.
Más tarde ella recibe un Mail, bastante agresivo y hasta amenazante, de la misma jésica, y se lo reenvía a él, adjuntando un mensaje:
-uy la hueooona.
Él lee el mensaje de jésica, y repara en el tono agresivo en que está redactado. Entonces le responde a ella.
-jajajajajaja, que no se enoje más, trátala bien mejor.
Y ella rápidamente le responde:
-Qué miedito.
Momentos después de clicar el botón enviar, notó que el "qué miedito" había sido enviado no sólo a él, sino también a jésica, la clienta, y aparecía también la conversación que acababa de tener con él.
De forma instantánea, redacta el siguiente correo:
-jésica, a través de este correo quiero pedirte disculpas por el mensaje que te acabo de enviar, la verdad fue un error bastante vergonzoso y espero sepas disculpar la falta de tino.
Jésica no respondió, pero al rato llegó el jefe.
-qué pasó con la jésica?
-nada osvaldo, me equivoqué, pero ya le mandé un correo pidiéndole disculpas, qué vergüenza.
-jaaaaaajajajajajajajajaja, tranquiiiiiila, si la jésica me llamó muerta de la risa.
El jajajá atronador removió de sus asientos a toda la oficina y Osvaldo procedió a relatarle a todos el tema del "qué miedito", anécdota que sacó alguna carcajada.
En los siguientes correos jésica no se refirió al asunto, pero, con frases como la siguiente, sutilmente se refería a él y a ella, y a esa complicidad que tenían ambos, que había quedado expuesta en el correo en cuestión.
-espero puedas comentar con él la orden de trabajo, seguro tendrán tiempo.
Al día siguiente, temprano en la mañana, jésica les solicitaba vía email, a él y a ella, una reunión virtual, a través de skype. El correo terminaba con una solicitud de jésica: que no les diera "miedito".
Nunca más se tocó el tema.
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