lunes, 29 de septiembre de 2014

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ella camina por Victoria, y en Tocornal dobla a la derecha. A media cuadra hay una plaza. Su casa queda en toda la esquina de la plaza. Se escucha un agradable cantar de pájaros. Cruza la puerta y pasa a la cocina, donde abre la bolsa que traía desde la calle y deposita su contenido en un frasco de vidrio. La casa pequeña y oscura la conduce con el frasco al segundo piso. El cantar de los pajarillos se escucha cada vez más fuerte mientras avanza por el pasillo. Sale al balcón, minúsculo balcón que da a la plaza, y transfiere un puñado semillas desde el frasco de vidrio a un recipiente de plástico. Con los dedos abre una pequeña rejilla. El cantar de los pájaros se escucha con toda claridad, a volumen perfecto. Oscuro.

La pupila observa atenta. Son dos ojos de pájaro que observan. Entre cada ojo hay plumas amarillas y casi blancas. Es una de las catitas que mira a otra. Ambas dos inmóviles. Se miran o no se miran, o la mirada no expresa nada, o expresa vacío, o totalidad. Ahora son tres catitas en una pequeña jaula. Se miran inmóviles. Los dedos salen de la jaula y cierran la rejilla con una broche de alambre. Las catitas siguen mirándose inmóviles y ella las mira, admirándolas, maravillada, les observa cada detalle, casi se le llenan los ojos de lágrimas.

Mientras ella se levanta, las catitas van acercándose al recipiente de semillas. Comen. Los pasillos oscuros la llevan hasta la escalera. Baja.

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Ella camina por Santa Elvira y en la esquina de Tocornal dobla a la izquierda. Su casa está en la esquina de la plaza, las semillas en una bolsa en su mano, y al abrir la puerta encuentra un sobre que dice "querida vecina". Lo deja sobre la mesa. En la cocina, traspasa las semillas al frasco de vidrio. Sube la escalera, y mete los dedos a la jaula con el recipiente lleno de semillas. Las catitas se miran inmóviles, casi sospechando.

Se sienta en el sillón y abre la carta. Las expresiones de su rostro cambian cada tantas o cuantas palabras, mientras su propia vez lee la letra mecanografiada.

QUERIDA VECINA. AUNQUE LA DENSIDAD DE AVIFAUNA SILVESTRE EN ESTE BARRIO DE SANTIAGO ES ESCASA, NO ES NULA. SI OBSERVA ATENTA, ADEMÁS DE PALOMAS, VERÁ ZORZALES, CHINCOLES Y GORRIONES. EN LAS ALTURAS, PUEDEN OBSERVARSE TIUQUES (AVES RAPACES), Y NO ES RARO TAMPOCO VER ALGUNAS TÓRTOLAS Y UNA QUE OTRA MARIPOSA.

HAY MUY VARIADAS TÉCNICAS PARA OBSERVAR A ESTOS ANIMALES DE CERCA, POR EJEMPLO, COMEDEROS Y BEBEDEROS PARA AVES. UNA RÁPIDA BÚSQUEDA EN GOOGLE LE DARÁ SUFICIENTES INSTRUCCIONES.

NO PODEMOS DEJAR DE COMENTARLE QUE LAS CATITAS VERSICOLOR (Brotogeris versicolurus) QUE MANTIENE PRISIONERAS EN SU BALCÓN SON UNA AVE AMAZÓNICA, QUE SE ALIMENTA PRINCIPALMENTE DE PEQUEÑAS FRUTAS Y GUSANOS, Y QUE VIVE EN COLONIAS DE HASTA 100 INDIVIDUOS. MANTENERLAS PRISIONERAS EN UN BALCÓN SANTIAGUINO NO PUEDE DEJAR DE ENTENDERSE COMO UN PLACER PERVERSO.

LA INVITAMOS A EXPLORAR LA FAUNA SILVESTRE Y A LIBERAR A ESOS TRES SERES INOCENTES.

ATENTAMENTE, COMANDO POR EL LIBRE CRECIMIENTO Y DESARROLLO DE LA FLORA Y FAUNA NATIVA.

Deja la carta en la mesa y sube al segundo piso. Después de observar a las catitas sus ojos trasladan la mirada a la plaza y al instante identifica, sin ningún problema identifica algunas aves: zorzal, gorrión, tórtola. Los apunta con el dedo y dice sus nombres, sorprendida.

Iii

Ella camina por Carmen y al cruzar la plaza identifica dos zorzales, un grupo de unas 10 tórtolas, y una pareja de gorriones. Llegando a casa sube al segundo piso y compara, con la mirada, el verde y la altura de los árboles con la indigna jaula de rejas blancas en que están encerradas las catitas. Oscuro.

Un ojo de catita parpadea una, dos, tres veces. Otro ojo y otro par de ojos, y una tercera catita también inmóvil, parpadeando, y varios pares de ojos de catita con los ojos de ella de fondo, ojos que desde fuera observan el encierro, ojos que consideran la libertad un valor sagrado. Todos los ojos parpadean, el enfoque avanza y retrocede, los primeros planos también se transforman en los últimos.

Iiii

Ella va saliendo de su casa y, en la plaza, a pasos de su puerta, una mariposa se detiene en las ramas de un árbol. La ha visto antes, y no sería tan sorprendente si no estuviera tan atenta. Al otro lado de la plaza, esto sí interesa, observa, en un matorral, un pajarito que jamás había visto. Lo intenta seguir, pero el ave atravesó la plaza en cosa de segundos.

Ese mismo día, al entrar a la casa, encontró un sobre que decía "querida vecina". Ya se imaginaba lo que venía, pero antes, fue a alimentar a las catitas. La carta decía:

QUERIDA VECINA. ADJUNTAMOS A CONTINUACIÓN UN LISTADO COMPLETO DE AVES QUE ES POSIBLE OBSERVAR EN ESTA PLAZA, AUNQUE SEAN VISITANTES ESCASOS O MUY ESCASOS. PARA MÁS INFORMACIÓN, PUEDE BUSCAR ESTAS AVES EN avesdechile.cl

PALOMA
ZORZAL
CHINCOL
GORRIÓN
TÓRTOLA
PICAFLOR
TIUQUE (en las alturas)
QUELTEHUE (en las alturas, de paso)
GAVIOTAS (en las alturas, de paso)
CHERCÁN (muy escaso)
CACHUDITO (muy escaso, pero observado)
RARA (muy escaso, no observado en el sector)

AHORA QUE SE ACERCA LA PRIMAVERA, PODRÁ OBSERVAR, ADEMÁS, AVES CONSTRUYENDO NIDOS, LOS MISMOS NIDOS DE ESTAS ESPECIES, POR LO MENOS DE LAS MÁS COMUNES, INCLUSO LAS CRÍAS, CUANDO HAGA UN POCO DE CALOR.

QUEREMOS INSISTIRLE EN LA LIBERTAD DE LAS CATITAS PRISIONERAS DE SU BALCÓN

COMANDO POR EL LIBRE CRECIMIENTO DE FOLLAJE NATIVO Y POR LA PROTECCIÓN DE LA FAUNA LOCAL

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Ella camina por Santa Rosa y en la esquina de la plaza dobla hacia su casa. Con toda soltura identifica algunas aves y se sienta en una banca. Saca un pedazo de pan y lo lanza al suelo esperando algún gorrión u ojalá chincol, pero sólo llegan palomas. Una de las palomas tiene su plumaje manchado con algunas zonas especialmente blancas, cosa que ella observa con atención.

Ya en su casa, saca diferentes objetos de una bolsa. Se sienta en la mesa en actitud de "manos a la obra" y comienza a cortar pedacitos de una rejilla, palitos que parecen una tarugos largos, arma un cilindro con la rejilla y se asegura de que una de las tapas quede bien abierta. Luego, le cruza los palillos y lo rellena con maní -sin sal-. Ya tiene su primer comedero de aves. Lo instala cerca de las catitas y éstas la miran sin observar, inmóviles.

Se sienta en su cama y, desde lejos, espera que llegue algún pajarito, pero pasan las horas y finalmente se pone el sol y no aparece ninguno. Entonces ya es de noche y se acuesta en la cama. Durante la madrugada se despierta y escucha cantos de aves, inidentificables. En la mañana, escucha un canto particularmente fuerte y, al mirar por la ventana, un zorzal está metiendo su pico por la rejilla del comedero y sacando maníes o trozos de maníes.

Con el paso de los días, al comedero se suma un bebedero y, en cosa de semanas, ya ha observado varios gorriones y chincoles circulando por el balcón.

Iiiii

Ella avanza por Tocornal hacia el sur, cruza la puerta de su casa, se sienta frente a computador antiguo pero con conexión a internet y revisa las fichas de varios pájaros, más o menos al azar. Entonces se pone de pie, se acerca a una cajonera, y extrae la carta recibida anteriormente. Busca uno por uno los pájaros que se mencionan y, cuando ve la foto de un cachudito (muy escaso, pero observado), recuerda aquél pajarillo que nunca había visto, que pudo observar sólo por algunos segundos en la plaza.

Al acostarse, escucha los leves sonidos que hacen las catitas durante la noche. Las observa desde la oscuridad. Es una noche fría y ella se arropa con las frazadas, mirando a las catitas, todas inmóviles.

Por detrás de la cordillera se asoma un círculo perfecto amarillo brillante y en primer plano un círculo oscuro deja ver algunas plumas a su alrededor. Es el ojo de una catita que hace desenfoque con los ojos de las otras catitas, ojos que enfocan luego los dedos sacando el broche de alambre y que se quedan quietos, inmóviles, esperando que una mano invada su prisión. Ella se aleja de la jaula y las catitas se empiezan a mover, no encuentran la comida, observan sus ojos de forma cruzada, enfocan finalmente una zona donde no hay reja, una abertura. Siguen inmóviles.

A través de una cortina se ven sus ojos, parece esperanzada, observando desde la oscuridad. Desde dentro de la reja un ojo rodeado de plumas parece observar hacia adentro de la casa. Un último contacto visual y la primera catita sale al balcón. Ella mira desde dentro. Unos pocos aleteos suaves y salta hasta el comedero y saca maníes y come. Las otras catitas salen tras ella. Las tres se quedan entre el comedero y el bebedero. Ella observa desde dentro.

Iiiiii

El sol alumbra un montón de plumas. Luego otro y otro más. Plumas blancas y amarillentas que observan desde las alturas. Un chincol también se posa sobre el cable. Catitas y chincol conviven tranquilamente, sin ni mirarse. También pasa alguna Paloma que parece no reparar en las catitas. Ella salió al balcón y observa a sus antiguas prisioneras. Maravillada, repara en sus detalles, que sabe de memoria y que puede apreciar desde lejos.

Entonces alguna de las catitas entra en contacto visual directo, ojo con ojo, ella y la catita observándose atentamente durante largos segundos, medio minuto tal vez. Y de improviso, una primero y las otras dos después, las catitas despegan del cable y vuela directamente hacia el norte. Ella las observa y quisiera tirarse balcón abajo para seguirlas, pero en cosa de segundos se alejan varios cientos de metros. Alcanza, en todo caso, a observar su vuelo, su aleteo delicado y planear decidido. Entonces entra a la casa y vuelve con semillas para el comedero y rellena de agua el pocillito del bebedero.

Apenas entra en la casa escucha un trinar muy especial. Gira, y, a través del vidrio, un cachudito, por primera vez, se deja observar metiendo el pico en el bebedero.

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