En general, la ciudad mapuche de Temuco es un lugar
tranquilo para vivir. El comercio funciona de forma medianamente libre. Si bien
los incas controlan el mercado de alimentos manufacturados, por toda la ciudad
se organiza el mapuche, y los huertos comunitarios abastecen lo que el mercado
inca no entrega: frutas y verduras. Gracias a los huertos comemos tomate y acelgas,
tenemos matico y ortigas, incluso algunas comunidades han tenido que pasar a la
clandestinidad para fabricar jabones. De todas maneras utilizamos el
PanMercado, un centro comercial enorme construido en el centro de la ciudad,
donde se pueden comprar papas desintegradas y harina de pescados.
Hoy Chuchuchuchec se pedó mientras yo le aplicaba el desinflamatorio
en las hemorroides. Cosas que pasan, cosas del trabajo. Mide 18 metros y parece
vernos como máquinas, no nos mira a los ojos ni nos saluda ni hace ningún gesto
donde parezca dar cuenta de nuestra individualidad, parece ser que nos ve como
quien mira un tenedor, un pocillo para la comida. Su ano quedó impecable.
Saliendo de la casa del inca –una mansión gigantesca- hay un
control para los trabajadores. Simplemente tenemos que pasar debajo de unas
máquinas. Un militar inca de estatura media –unos 7 metros- vigila el proceso y
observa, según dicen, en una pantalla, todo lo que llevamos en los bolsillos y
dentro de la ropa. Tecnología española. Nadie roba nada porque tampoco hay nada
que robar.
Durante un par de semanas intenté hacer algunas preguntas en
los huertos. Las organizaciones comunitarias siempre han sido cercanas a la CAM
y, hace 20 años, muchos mapuches estaban de alguna forma involucrados con la
resistencia. Hoy, muchos mapuches estamos involucrados con los huertos, y fui a
casa de Mikfa para preguntarle por una prima suya, que yo sabía huertera.
Digo que el comercio funciona de forma medianamente libre
porque los huertos nos son perseguidos por los incas. En todo caso, si no son
perseguidos, es gracias a que los informantes mapuche (como el que la CAM
fusiló hace un par de semanas) también son consumidores del mercado ilegal. Los
huertos son un secreto a voces, y el huerto de Amuillán me maravilló.
Hace años que todos consumimos productos de los huertos,
pero rara vez estamos en uno. Caminamos con Mikfa unas 3 cuadras y entramos en
un edificio antiguo. Fueron los primeros en construirse tras la dominación inca
y son un poco más espaciosos que los nuevos. Subimos hasta el piso 12. Sin
electricidad, Amuillán mantiene un buen sistema de agricultura indoor. Tiene 4
habitaciones llenas de maceteros con acelgas. Cada habitación tiene una pequeña
ventana, así que en el suelo y en la pared opuesta instaló sus maceteros. Mejora
un poco la iluminación con algunas chatarras que cuelgan reflejando luz y las
riega vía goteo, usando sólo 5 litros de agua al día. Debe haber unas 50
plantas en cada habitación, 200 plantas en total, en distintas fases de
crecimiento, con lo que puede cosechar todos los días. En otros pisos dejan que
descanse la tierra, acumulándola durante años en sacos, mojándola a veces,
tratando de exponerla al sol, al calor, al frío también, para que recupere su
fuerza. Se hace en estado de agricultura de guerrilla, pero la tierra se
respeta.
-Me gusta que el mapuche vea esto, me gusta mostrarlo para
que sepan cómo comer, tú, en tu casa, podrías perfectamente hacer esto, en una
sola habitación. –Mientras me increpa, veo en el fondo de su mirada la razón de
una machi, una mujer sabia cuyos consejos conviene seguir. –Tú, que pasas
hablando de darle lo mejor a tu hija, entrégale conocimientos, transmítele
nuestra sabiduría.
Amuillán es prima de Mikfa y se parecen bastante. No estoy
seguro, pero creo que de vez en cuando comparto también con ella algunas
miradas lascivas. Me sigue increpando.
-No vayas a creer tú que una no sabe, que una porque la pasa
aquí encerrada no está al tanto de nada. Aquí llegan todas las noticias. ¿Sabes
quién era Huilluf Lakén? Ese hombre pasó los últimos 4 años generando nuevas
rutas comerciales con Villarica. ¿Por qué están vendiéndose piñones en las ferias?
Gracias a él. Comercializaba sacos y sacos de piñones. Lo hacía en la
clandestinidad por miedo a los incas, claro, pero también por miedo de la CAM.
La coordinadora controlaba ese mercado, por eso lo fusilaron. Pero Huilluf
venía del mundo comunitario, sus rutas se abrieron en otros sentidos también,
estoy segura que hay caminos hacia Villarrica que la CAM no conoce, pero no sé
exactamente dónde están. Yo te voy a ayudar, si quieres saber más tenemos que
organizarnos, buscar la información.
No entiendo por qué me está hablando de los caminos hacia
Villarrica y de buscar información, si yo no le he preguntada nada, así que le
pregunto con la mirada. –No vayas a creer que una no sabe, que uno se la pasa
encerrada.- Miro a Mikfa y me queda claro que ella y su hijo Lakfén conocen
nuestros planes. Huenulaf le cuenta todo a su amigo y en realidad, sólo están
tratando de ayudarnos. Mikfa ya había hablado del tema con Amuillán y ella, al
parecer, ya había hecho algunas investigaciones.
-Es difícil, Metrenco, ha sido difícil. El fusilamiento de
Huilluf produjo muchas cosas. La CAM, que parecía estar renaciendo, en realidad
se está dividiendo. Actualmente la resistencia la estamos llevando las
organizaciones comunitarias, eso pienso yo, somos nosotros los que estamos de
verdad enfrentando la dominación inca. Es cierto que nos conformamos alrededor
del comercio, pero tenemos sentido de sociedad, hacemos comercio justo.- Esta
vez la machi aparece en un largo suspiro, me mira fijo a los ojos, me siento
comprendido y veo en ella un sinfín de posibilidades.
–Así que Metrenco Frutuf necesita ir a Villarica.- Se nota
que le gusta pronunciar mi nombre.- Yo ayudaría a tu hijo Huenulaf, pero las
hierbas que necesita crecen en la cordillera. No llegan hasta acá. Tengo acceso
a algunas cosas –arrastra estas palabras-, una cosa muy extraña, de allende la
cordillera, a veces llega un poco. Se produce en Loncopue, al otro lado de la
montaña, cruzando por Ralco. Haremos una cosa: yo buscaré esa hierba y se la
llevaré a Huenulaf, no debería ser difícil, pero dame tiempo. Necesito que tú
ubiques a una persona. Huellpín Upi. Ese mapuche lleva años circulando por los
nguillatunes callejeros. Mucho hace que no sé de él, puede que haya muerto. Años
atrás, Huellpín sabía llegar a Vilcún con facilidad, así que pregúntale,
infórmate, averigua qué precauciones debes tener para viajar. Sé que algunos
mapuche han estudiado los horarios de las rondas incas, hay que saber a qué
hora salir de la ciudad, etcétera. Tú sabes que en los nguillatunes se organiza
la resistencia. ¡Habla con algunas personas, sé cauto y rescata indicaciones!
Poco a poco entenderás cómo los mapuche tenemos incluso comercio con la ciudad
libre Villarica.
-Si quieren hacer ese viaje, tendrás que instruirte. Y te
recomiendo que lo hagan en conjunto con tus dos hijos. Huenulaf y Güiña tendrán
que estar preparados. ¿O dejarás a Güiña aquí en Temuco? Con Mikfa la podríamos
cuidar, pero podrías no volver a verla. Piénsalo bien Metrenco. Ahora eres Metrenco
Frutuf y estás buscando información para viajar a Villarrica. Trataré de
encontrar a ese mapuche que viene de Loncopue. Yo también conozco algunas
rutas. Estamos en la primera etapa, Metrenco, tal vez estemos en algo grande,
los ánimos están convulsionados, hubo un fusilamiento callejero, acometido por
una organización que se está desintegrando. Los mapuche comunitarios estamos
todos juntos, incluso los informantes de los incas se organizan en sus
espacios, estamos sobreviviendo y somos un pueblo libre, por toda la ciudad se
organiza el mapuche, por todo el territorio. Yo te ayudaré en la preparación de
este viaje porque me interesa ayudar a mis hermanos. ¡Porque somos hermanos!
FIN DE LA CUARTA PARTE
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