-hola. te voy a comprar ese que me
mostraste denante.
-ya.
-pero te quería pedir que me enseñarai
de nuevo cómo se usa.
-claro.
-porque los carboncitos, ¿hay que
molerlos o picarlos?
-hay que picarlos, y se van poniendo
aquí alrededor, no en el centro.
-ah, ya.
-y después los prendes...
-¿con un fósforo, así?
-con un fósforo o con cualquier cosa
con la que no te vayas a quemar.
-ah, wena.
-...y los prendes hasta que se pongan
rojos o naranjitos, como dijiste.
-ya...
-...y después le pones encima, de a
poquito, lo que tengas, puede ser incienso blanco, mirra.
-pero ¿encimita del carbón no más?
-claro, encima mismo, y ahí se van a
empezar a quemar.
-ah, ok.
-y después, para que no se vea feo, le
pones esta tapita, y el humo va saliendo por aquí por los hoyitos
que tiene.
-...ya.
-y ahí lo tienes que pasear por toda
tu...
-por toda la casa.
-claro, por el baño, la cocina, las
piezas.
-ah, perfecto.
-y ahí tienes que ir orando, el padre
nuestro, el ave maría, o la oración que tú quieras.
-ehh... ok.
-y el carbón dura una vez no más,
después hay que botarlo y ponerle carbón nuevo, porque el quemado
después no prende.
-ah, wena. ¿mil quinientos me dijiste?
-mil quinientos, págale ahí a la
jefa.
-ya, wena, gracias.
-gracias a ti.
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