Durante algún tiempo estuve con ganas de perder peso, pero
el placer de comer era insuperable, o no había encontrado otras experiencias
que me ayudaran a sentirme tan reconfortado. Según una teoría del placer que
escuché hace años, que dice que la pulsión del comprimir se transforma en
placer durante la pulsión del dilatar, el proceso de placer de la comida es
exprimir el producto alimenticio durante un rato con la boca para luego
tragárselo. Se comprime y luego se hace pasar, eso es el placer de comer.
Cierto día estábame comiendo un pan con manjar cuando se ocurrióseme que,
después de comprimir el bolo alimenticio, en vez de hacerlo pasar por mi
garganta (hacia dentro), podría hacerlo pasar nuevamente a través de mis labios
(hacia afuera), parecido a lo que la anorexia llama bulimia, pero sin el
proceso del vómito. Se trata simplemente de convertir la comida en un bolo
alimenticio, con ayuda de los dientes, las muelas y la saliva, para luego
excretarla a través de los labios, cosa que hice con gesto tal que el bolo
saliera con forma tubular, muy similar a la forma de las fecas humanas, aunque
de tamaño notablemente inferior, y con un olor mucho más apetitoso, que al gato
le pareció exquisito, procediendo inmediatamente a comérselo. Con los días
comencé a comer de esa forma, disfrutando el sabor de todo tipo de comidas, sin
engordar, y entregándole exquisiteces impensadas al gato. Lamentablemente no
podía practicar este método en público, así que lo hacía solo en casa. Era una
actividad que podía practicar únicamente junto al gato.
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