domingo, 10 de septiembre de 2017

paseo a limache

hice ingreso a la sede valparaíso del centro de formación técnica del departamento universitario obrero campesino de la universidad católica de santiago increpando a la recepcionista con algo como lo que sigue: junto a gran parte de mis compatriotas, seguramente incluyéndola, me declaro en contra de la educación de mercado si tengo la oportunidad, sin embargo quisiera saber si en este recinto habrá lugar donde pueda hacer uso de un sillón, un sofá en el mejor de los casos, para pasar un par de horas sin demasiado ruido ambiente leyendo una novela policial sueca que descargué en mi e-reader de amazon. iba a comentar con la señorita los motivos de tal lectura, ojalá también parte del argumento, cuando se me acerca por detrás un guardia de seguridad que parecía más bien un aeromozo. me tomó el codo izquierdo con su mano derecha con tanta prepotencia como el capitalismo norteamericano y me invitó a abandonar el edificio en español neutro, adornado con una sonrisa que se correspondía con la que adornaba también la cara de la recepcionista. esto no se va a quedar así, le dije al guardia al cruzar el pórtico hacia calle errázuriz

nada más abandonar la edificación apareció frente a mí la figura delgada, graciosa, de una amiga de hace años, la jeanette serra. ya estábamos rondando las tres décadas de vida, nuestros rostros no eran los de la juventud universitaria. apenas verme me dijo: hermana, vamos a almorzar a limache. andaba con una prima de ella y con un amigo de la prima. así que cruzamos las cuatro hacia la estación puerto del metro de valparaíso, abordándolo en un tren que se puso en movimiento casi de inmediato. la Jean es ciertamente la única tarotista en la que he confiado, pero se estaba retirando de la astrología para adentrarse en el mundo de la adivinación con objetos cotidianos. por ejemplo, si se te quiebra la pantalla de un teléfono tipo smartphone o de una tableta, te saca la suerte según el patrón de la trizadura. también sirve cualquier papel arrugado que te saques del bolsillo. otro método es determinar tu futuro según la forma en que dejaste el corazón de una manzana que ya terminaste de comer. puedes mear en el suelo y la Jean te lee la suerte según el charco de tu pichí. así, las posibilidades son infinitas. le mostré un racimo de espinillas que me habían salido en la espalda, a la altura del omóplato izquierdo, sector que incluye también algunos pelos sueltos. después de mirar por unos 30 segundos dijo que rescataba la forma del escorpión, que jamás volviera a fumar, y que la alimentación sana me estaba curando las heridas morales que nos dejó la universidad

entre viña del mar y quilpué, y luego entre peñablanca y limache, se alcanza a avistar desde el metro, en una decena de oportunidades, el río aconcagua, para nuestra sorpresa de bajísimo caudal, ni siquiera tan grande como el mapocho. ya en limache el panorama era dantesco. justo frente a la estación del metro, en lo que parecía ser la calle principal del pueblo, un grupo de quinientas o seiscientas personas levantaban sendas barricadas, coreando cánticos de rechazo a la privatización del agua. un trabajador que participaba de los desórdenes nos comentó que se quería cobrar a los agricultores un impuesto especial por usar el agua de los canales y acequias, zanjas que ellos mismos habían construido sin apoyo del estado. no alcanzó a hablar mucho cuando aparecieron en el lugar varios carros de fuerzas especiales de carabineros, comenzando un combate de proporciones impensables para un pueblo tan chico. con la Jean mirábamos no más, previniendo cualquier riesgo, pero su prima con el amigo procedieron inmediatamente a sacarse la polera, envolviéndose las cabezas y dejándose el torso desnudo, lanzando así todo tipo de elementos contundentes a los carros policiales, como hormigón, botellas de vidrio recuperadas de los basureros, madera sacada de las bancas de la plaza, incluso fierros de cercas de domicilios particulares que los manifestantes arrancaban en masa. menos de una hora más tarde la policía tenía a la mitad del pueblo con problemas respiratorios producto de los gases lacrimógenos, mientras con las chiquillas caminábamos por un camino de tierra hacia el norte, rumbo a la casa de una tal tía Jócelyn

aquella mujer era tía de la prima, pero no tía de la Jean, aunque todos le decían tía, incluyéndome. nos estaba esperando con un plato de porotos con riendas a cada una, guiso sobre el cual depositaba un cuero de chancho frito que apenas pude oler. la casa quedaba a medio camino hacia la cumbre de un cerro. contaba con un patio amplio en el que convivían chincoles, chercanes y cachuditos. nos sirvió una coca cola que rechazamos por motivos ideológicos. al poco rato se secreteaba con la prima, mirándome de reojo una y otra vez, hasta que la Jean les dijo que no se preocuparan pues yo soy una persona de confianza. entonces la soa Jócelyn se puso a recoger la mesa. finalmente sacó incluso el mantel, gesto tras el cual todas se pusieron de pie, actitud que imité por instinto, ayudándolas también cuando giraron la mesa a un lado, apoyándola contra la pared, para abrir una tapaescotilla disimulada bajo la alfombra que estaba bajo la mesa. qué más podría ser, kilos y kilos de marihuana en un baúl hermético rodeado de cal viva en un hoyo de casi un metro de profundidad

la operación, me explicó más tarde la Jean, era como sigue. se cultivaba exclusivamente la raza superskunk de sensiseeds. todo el proceso de siembra, crecimiento, cosecha, secado y curado lo realizaba una organización que según la Jean estaba conformada tanto por huasos como por agro-hippies. la protección estaba a cargo de un grupo de violentistas de extrema izquierda que habían sacado de sus vidas metropolitanas de santiago para ofrecerles una vida tranquila en el campo, en general obreros de la pedagogía. entre los violentistas también algunos panzers, hinchas del fútbol fanáticos de la empresa deportiva wánderers, también gente de extrema izquierda. el cultivo se realizaba en la comuna de olmué, en dependencias del parque nacional la campana, en un sector otrora inaccesible pero para el cual se había habilitado caminos peatonales, recorridos generalmente a tracción animal. la germinación y fertilización la realizaban los hippies, también metaleros e incluso skaters, reclutados mayoritariamente en grow-shops, empleados y dependientes, la mayoría cultivadores con experiencia. la cosecha se realiza a fines de abril de forma conjunta entre gran parte de la organización, ya que se requiere bastante mano de obra, principalmente en la confección de zanjas donde guardan los cogollos, una vez secos, para el curado, que se hace anaeróbicamente. el último proceso, la distribución, está a cargo de la Jean y de su prima. se hace exclusivamente en universidades tradicionales del consejo de rectores, donde se asociaron a los dealers o, como los llama la prima, resellers, es decir a muchos narcotraficantes históricos de diversos campus que se vieron en la obligación de mejorar la calidad de sus productos y de bajar los precios tras el auge del autocultivo. la apuesta de las cabras va en el sentido de bajar tanto los precios de la marihuana que ojalá ningún universitario se tome la molestia de cultivar. actualmente le están ofreciendo a los dealers el precio de 1150 clp el gramo de superskunk de forma que ellos puedan revenderlo a 2k clp el gramo, es decir, 5gramos por 10lucas, oferta absolutamente insuperable para cualquier consumidor nacional

no paraban de entregarme más y más detalles de todo el proceso, de la gente que yo conocía que estaba involucrada, de cuánta plata recaudan según el mes del año, etc., así que las detuve: nunca quise saber tanto. ahí entró la prima a explicarme que tenían sobreproducción, que necesitaban reducirla en la quinta costa porque los viajes a santiago se estaban tapando en policía. a valpa en cambio se puede llegar en metro y es sabido que el universitario porteño consume más drogas que el santiaguino. yo nunca he hecho negocios con marihuana, les dije, pero me ofrecieron a 1050 clp el gramo y terminé aceptando con la fija idea de desligarme del horrendo trabajo de oficina donde perdía el tiempo todos los días en barrio puerto

así fue como salí caminando hacia el metro con siete frascos de vidrio llenos de sustancias ilícitas. iba literalmente transpirando, con miedo de encontrarme a la policía en cualquier esquina. la verdad no tuve ningún contratiempo. era junio y la hierba estaba en su punto exacto de secado/curado así que llegando al depto en cerro cordillera le pedí al monito que me prestara su pipa y le mandamos dos o tres quemadas. había que probar el producto

al día siguiente era jueves. salí a recorrer los campus universitarios de playa ancha sin portar ninguna droga. una loca como yo, de treinta años, paseando en los campus universitarios, puede ser una profesora o una ayudante o una auxiliar de aseo o una empleada de la empresa que hace la mantención de los aires acondicionados, o de los ascensores. con esa cara iba caminando haciéndome la tranqui y siguiendo cualquier rastro de olor a hierba que encontrara por los patios. no tercié nada en ninguna de las dos sedes de la universidad de valparaíso que visité, pero en la de playa ancha encontré, en los jardines de la facultad de arte, en un pedazo de pasto en desnivel, una verdadera fumatón. eran, diría yo, dos o tres veintenas de jóvenes universitarios dedicados aparentemente a exhibirse como consumidores, en lo que pensé se trataba... no sé si de una protesta... más parecía una acción de arte. permanentemente estaban prestándose papelillos, fuego, enrolando, exhalando vistosamente el humo, riéndose a carcajadas, entregándose bacallos (diezlucazos), pidiendo matacola, boquillas. iban sumándose grupos pequeños, sentándose a un costado, entraban pidiendo fuego, alborotados. observaba la fumatón cuando se me acerca una mechona, chica seguro que de dieciocho años que me pregunta si acaso se me perdió algo

es que quería saber si puedo comprar pitos, le dije a la loca, y ella movió no más la cabeza hacia un sector desde el cual un loco me miraba con cara de que él me podía vender, así que me acerqué con diez lucas en la mano preguntándole si era verde o si era fina y cuando dijo que era chilombiana fingí por fin decidirme y entregarle el billete, en un gesto disimulado, claro, entonces me pasó el bacallo (igualito a los de la gente de la fumatón) y me quedó mirando como para que me fuera, pero yo, que no soy habitué, o sea no entendía mucho el código, me quedé ahí mirándolo, hasta que de pronto me decidí: le dije: hermano corta sabí que tengo como 100 gramos de superskunk y te los vendo a 165 lucas. me quedó mirando con una perfecta cara de nada, lo que dicen "pokerface" (yo quizás qué cara tenía) y me dijo, loco ké hueá, a ver, siéntate. me senté. ¿voh de aónde soy? de acá mismo, le dije, vivo más allá. ya poh flaca te pago 150 sí, tení que dar números cerrados, dijo. le dije que sí, que le traía los frascos al día siguiente, pero él no podía, así que quedamos de vernos ahí mismo dentro de una semana, en el mismo horario, que coincide con un momento de mucha actividad ya que es el break (el anglicismo es suyo) del horario de talleres de pintura y escultura. ya poh loco aquí nos vemos, le dije mientras me paraba y me iba haciendo casi como si no lo conociera, disimulando tan mal que me daba vergüenza. viré no más poh, salí caminando derecho pa la casa

cuando le conté al mono en la que andaba me dio manso color con que no podía exponer a nuestra familia a un peligro tan grande como era el verse involucrado con un grupo de delincuentes y mafiosos narcotraficantes, lo calmé diciéndole que era pura gente de confianza no más pero igualmente me exigió retirar en el acto los frascos del domicilio, que no le interesaba dónde los iba a guardar pero que no fuera en el mismo techo donde dormía él. así que perdí no más poh, llamé a la sandrita pa decirle si podía alojarme unas noches en su depto en playa ancha y ella obvio que me aceptó súper contenta y me mostró su indoor fabuloso y me puso unas frazadas de polar en el sillón y se quedó mirando mi bolso con cara de comprender que habíamos peliado con el mono, que esas cosas pasan. después nos fumamos uno mientras nos tomábamos unas cervezas del puerto hasta que ella se fue a acostar porque al día siguiente tenía turno de paramédica a las 9am en el hospital de villa alemana

así que me desperté donde la Sandra todavía a seis días de la reunión con el loco que me iba a comprar los frascos, me duché, estaba a punto de salir camino a la pega cuando tocaron la puerta, la sandrita había salido de madrugada así que miré por el ojo de pez y se me subió todo lo que es la sangre a la cabeza cuando vi a tres locos, uno de los cuales era el dealer de la upla, los tres con manso aspecto delincuencial. mi corazón tiraba pálpitos a todo ritmo cuando tocan de nuevo, con golpes mucho más prepotentes, así que me dije que pichula no más, en tonta mexicana terminaría mi primera incursión en el narcotráfico, qué iba a hacerle, tenía que abrirles y pasarles la mercancía, así que grite yaaaa calmaaao, fui a buscar el bolso, saqué toda la ropa o sea dejé los puros frascos, y fui a abrirles la puerta pensando en que todo quedaría hasta ahí no más, pero apenas giré la manilla dieron un empujón que yo nunca podría contener y se metieron en el depto, el loco tomó el bolso de mi mano, me dio las gracias y me quedó mirando mientras los otros dos recorrían el lugar, rápidamente encontrando el indoor de la sandrita y, revolviendo entre los cajones, encontraron también sus cosechas, unos 80grs, de los que obviamente se adueñaron, dejando en todo caso intacto el indoor, cuyas plantas se encontraban todavía en fase vegetativa, tras lo cual se retiraron agregando solamente que mi amiguito "el mono" no parece que fume nada de yerba porque estaba limpio, igual que tu pieza

ahí sí que se me desmoronó todo, porque haber metido al monito en esta tontera nos iba a hacer súper mal como familia, íbamos a tener de ahora en más un conflicto permanente, una desconfianza evidente hacia mí y mis decisiones. todavía no eran las nueve de la mañana cuando recibo un whatsapp del mono preguntándome si estaba bien. nos encontramos en el plan, metro estación puerto,  tipo 9.45. él venía caminando con un bolso gigante. eran casi todas mis cosas. me dijo que los dealers habían registrado todo y que él no quería vivir más ahí, que se iba a ir a quedar donde sus tíos en quilpué, que mejor no nos apareciéramos más ni por cordillera ni por playa ancha, que estaba viendo un arriendo en placeres y otro en cerro monjas, pero que dudaba mucho siquiera considerar cohabitarlo conmigo, que todo esto había sido too much (odié escuchar ese anglicismo), pero que de todas maneras iba a recordar con mucho cariño el tiempo que pasamos en cerro cordillera, que las cosas que había en mi pieza (de lo cual nada era mío excepto mis efectos personales tales como ropa, artículos de aseo y aparatos electrónicos) estaban casi todas en el bolso y que ya me avisaría de dónde y cómo me entregaría el resto

así que me quedé sola en el metro con ese tremendo bolso. le escribí a la sandrita diciéndole que había habido un problema, no fundamentalmente grave tampoco, que en la noche le explicaba. después llamé a la oficina donde se me explotaba pidiendo que me excusaran porque había tenido un problema fundamentalmente grave relacionado con la delincuencia, que intentaría aparecerme por ahí en la tarde. tras eso usé cuatro lockers del supermercado unimarc que hay en la estación de metro, en los cuales repartí todas mis pertenencias, para finalmente abordar un tren camino a limache donde explicaría a la tía jócelyn lo ocurrido, lo que era indispensable ya que los frascos me los habían pasado en concesión, es decir que todavía no se los había pagado. me senté en un carro casi vacío, en el que estaría durante más de una hora, así que intenté continuar la lectura de la muerte del padre, novela del sueco Karl Ove, tan superficial y llena de detalles que terminé dormitando todo el trecho entre estación barón y peñablanca. al despertar, mi mente estaba más despejada, lo que me ayudó a soltar un llanto muy reconfortante en los últimos quince minutos de recorrido, con el cerro la campana iluminando el paisaje

hice la caminata hasta la casa de la tía Jócelyn pensando en qué decirle, llena de planes acerca de la mejor forma de organizar los sucesos para que me lo comprendiera todo, pero apenas me había asomado por la última recta del camino cuando vi a la Jean caminando hacia mí. qué hací acá, me preguntó, ya hiciste la transa. pucha es que tengo que explicarte, le dije, y a medida que avanzaba mi relato ella se fue poniendo nerviosa, mirando pa un lado y otro, me preguntaba si acaso los locos no me estaban siguiendo ahora, cosa que no se me había ocurrido, menos mal no llegaste pa la casa, cómo se te ocurre venir a alumbrar la casa de mi tía después que te hicieron una mexicana, si acá estamos trabajando en serio poh, qué onda, qué te creí, tení que pagarnos igual no más las 105lucas, cómo que injusto, hasta aquí no más llegamos, mírate esos lunares en el cuello apuntando como una flecha hacia arriba, como atravesándote el cuello, como si estuviérai lista pa morirte, ya loca, súbete el metro no más, yo te llamo la otra semana pa que me pasí la plata, fue lo último que me dijo, aunque no creo que me llame nunca

en la tarde fui a la oficina. son gente desalmada, nadie me preguntó nada ni me pintaron niun mono tampoco. por suerte la sandrita fue más comprensiva. llegó a las 20 aprox y escuchó mi historia súper atenta, dijo que teníamos que desarmar el indoor y cambiarnos de casa, que podía seguir durmiendo en el living unos días, que los locos por suerte no habían encontrado la reserva premium que estaba arriba del closet, así que sacó tremendo frasco de white widow y nos volamos un poquito antes de irnos a buscar mis cosas en los lockers del supermercado, en el que aprovechamos de comprar unas cervezas pa amenizar la velada







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