Suelo pensar en mi muerte como un evento posible, a cada momento, en cada instante.
Siendo en momentos de labores cotidianas cuando más pienso en la posibilidad de mi fallecimiento.
Sin embargo, jamás pienso que en ello como un acontecimiento trágico, si no por el contrario que las circunstancias son a un grado sumo de estupidez y de tontera que quién se entere de mi muerte no tenga más opción que reirse. Porque jamás pienso en mi muerte como un hecho personal, en que me se transforma mi conciencia, si hay cielo, infierno reencarnación tunel o vacio. La muerte la pienso como un hecho social y como tal quiero que su efecto sea la risa en quien reciba la macabra noticia.
Asi es que me he imaginado ahogado ientras limpio el baño, aplastado por la cama mientras la hago, imagino caer de formas estramboticas y weonas frente a la gente, de forma que todos se caguen de risa y al momento de darse cuenta que morí en ese acto, les de un segundo impulso de risa frenetica e incontrolable. Que en el acto social que sea mi muerte, nadie llore. Sino que se meen de risa.
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