jueves, 17 de julio de 2014

Después del ¿terremoto? con la flaca y la Andrea nos alojábamos, o sea, habíamos armado una especie de campamento en la orilla de la playa, entre las pequeñas olas -que más parecían de un lago- y un barranco de incontables metros de altura. Yo caminaba hasta el final de la playa en busca de alguna leña para hacer fuego y calefaccionarnos, pero me encontraba con una pequeña construcción, algo así como una bodega hechiza, que interrumpía las olas y en cuyo interior se dejaban ver dos o tres carretillas. Me asomé por un lado de esta bodega y hacia dentro del mar veíanse varias más, numerosas bodegas separadas unas de otras por dos o tres metros de agua, pero era imposible contarlas porque se estaba poniendo el sol, estaba empezando la neblina y la marea estaba subiendo. Entonces vuelvo al campamento y veo que la marea alta está mojando nuestras cosas, la flaca y la Andrea recogen a toda velocidad lo que alcanzan y nos guarecemos en la entrada de la ciudad, que queda en medio del barranco; yo les digo que mejor busquemos otro lugar donde quedarnos pero ellas insisten en que ahí al lado de las olas es el mejor lugar. Boric seguía siendo diputado, por lo que le dirigía una misiva informándole de las extrañas bodegas acuáticas y lo invitaba a acompañarme a mirarlas. Mientras tanto, con la flaca y la Andrea recorríamos la ciudad, yo miraba cada rincón que nos pudiera servir para armar campamento. En casa de mi suegra la situación era tanto peor, tanto mejor: todavía tenían una casa, aunque no era de ellos, y no se sabía si iban a tener que desalojarla o no, pero por lo menos la dueña de casa hacía que se mantuviera esa sensación de calor de hogar, y pasamos la tarde ahí. Ya al atardecer el diputado Boric tenía cita con nosotros, nos íbamos a juntar en una plaza cercana a la playa de las bodegas, mi inconsciente mantenía una sensación de vergüenza al no saber si el tema de las bodegas era un asunto de seguridad nacional o no, pero ninguno de nosotros quería perder la oportunidad de interrogar al diputado, menos aún en estos tiempos de ¿terremoto?

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