viernes, 5 de abril de 2013

quinta normal


Son las 16 horas aprox. del 27 de febrero de 2014, estoy sentado en una banca del parque Quinta Normal, lejos de la laguna, el sol golpea cada cosa que toca, experimenté una alta temperatura en mi cuero cabelludo pocos segundos después de exponerme directamente a la luz, calculo unos 32 ó 33 grados centígrados, la vegetación se mantiene estática excepto por leves ráfagas de viento que soplan en el parque cada cuatro u ocho minutos, las copas de los plátanos orientales, eso sí, parecen estar siempre bajo los efectos de una leve brisa, las hojas, casi todas verdes, revelan apenas la cercanía del otoño, pero en los alrededores visualizo algunos montones de hojas secas que los jardineros han sacado de encima del pasto, al que parece no afectar en nada si está a la luz o a la sombra, las flores de los arbustos están totalmente abiertas y apuntando directamente hacia el sol, uno que otro perro ronda por el parque, pájaros casi ninguno, uno que otro tuique sobrevuela las copas de los plátanos, insectos hay, no tantos, nubes de mosquitos sobre el pasto, a la sombra o al sol, un abejorro pasa de vez en cuando, alguna avispa, las moscas rondan los basureros, los matapiojos pasan a toda velocidad frente a las flores, algún jardinero a los lejos empieza a regar el pasto, más que nada inundándolo, y algunos gorriones y zorzales bajan de sus escondites y revuelven la tierra mojada en busca de gusanos, tal vez, basuritas que comen, algunos también se revuelcan en el agua, hunden la cabeza, aletean, con las patas metidas en el barro/agua, a una tórtola le cuesta despegar toda mojada, un perro se acuesta sobre el charco, de unos diez centímetros de profundidad, y queda mojado de la mitad para abajo, muy alegre y contento siguiendo al jardinero en su trabajo, arrastrar las mangueras para allá, ir a dar el agua, caminar en busca de otra manguera, moverla hacia el pasto seco, cuidando de no mojar donde haya personas, bajo las sombras de los plátanos orientales, todos llenos de nudos, tumores, deformaciones en sus troncos que a veces parecen hasta bonitas, formas interesantes, sufrientes, troncos que sostienen sendas ramas llenas de vida, nidos de arañas, endebles nidos de tórtolas, mosquitos y pájaros jóvenes revoloteando, aprendiendo a volar, también algunas araucarias, no de las mapuche, araucarias brasileñas, tres, cuatro veo desde aquí, con sus troncos rasposos y hojas secas y duras, sobre una, una tremenda madriguera de loros tricahue, calculo un metro y medio de largo y unos 80 centímetros de diámetro, como un huevo alargado, un loro sale y camina trepándose por los bordes exteriores de la construcción, agarra algunas ramitas y parece ponerlas de nuevo, parece estar reparando la madriguera, que tiene unas ocho entradas, tal vez, y de la que de vez en cuando sale o entra un loro, con cosas en la boca o no, y de pronto escucho un revoloteo, vuelvo la cabeza a la madriguera tricahue, y unos veinte loros salen disparados, todos en la misma dirección, volando a toda velocidad, se pierden ya en las afueras del parque, hacia el poniente, gritando como loros. Hoy es el jueves 27 de febrero de 2014 y la Quinta Normal está igual que siempre no más.

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