jueves, 27 de diciembre de 2012

después de informarme sobre la condición geográfica de traniela, me dispongo a relatar lo que suceda: estoy sentado en un sillón veraniego de mi casita burguesa, el teléfono suena, lo descuelgo y pregunto quién es, es traniela, wena, llegó, siento el calorcito post primaveral, que estoy bien, que juntémonos entonces, que qué día llegó, con la familia veraniando, que nos veamos con la triñiola y que llamemos igual al busti, que cualquier rato que no pasa ná, ya poh, wena, entonces llegamos como en la tardecita, como si no hubiera quehacer aquí, deteniéndolo todo por ella, perfecta llega, momento ideal, olvidarlo todo y conversarle hasta que se nos olvide que alguna vez hablamos, ya, que dé lo mismo, unas quemás y hacer un pco aseo, pasar el paño por aquí, correr el sillón pa barrer atrás, en la esquinita esa que se tapa en pelusa, hacer caca, una quemá en el wáter, conchetumare hubo un coche afuera, unos gritos, me asomo a ver qué pasó, no pasó ná en realidad, fue un choque fuerte sí, ya llamaron a los pacos, linda la weá.

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