Ayer en la noche oscura noche, desperté despertado por luces luminosas que iluminaban las oscuras oscuridades de mi cuarto cerrado. En mi cama acamado estaba paralalizado e inmovilizado mientras las luces luminosas bailaban desgarrando la oscura oscuridad de la noche nocturna. Traté de gritar gritos, pero sin voz que vociferar mi miedo desmedido quedé callado. Traté de mover mis miembros móviles, pero quede inmovilizado por alguna fuerza foranea que me forzaba a mantenerme forzosamente inmobil. Entraron por mi ventana antropomorfos cabezones con enormes oculares ojos negros chinitos, tirando rayos y diciendo palabras en un lenguaje inteligente ininteligible.
Sin notarlo notoriamente me encontre consciente en una habitación distinta a la habitación en la que habitualmente habito mis hábitos, me mostraron maravillosas maravillas y la inmensidad del espacio espacial que era como la si la nocturna noche noche se proyectara poderosamente proyectada en todas las direcciones dirigidas espacialmente en el espacio.
Los antropomorfos cabezones de forma telepatica telepatearon en mi cabeza no tan cabezona, pero sin ninguna duda antropomorfa, porque si yo como homínido antropoide no fuera antropomorfico no existiria el antropomorfismo. Aún así mis ojos oculares estaban chinitos por el sueño mal soñado que no me dejaron soñar los señores antropoides y cabezones, que telepateaban en mi cabeza amorosos mensajes de amor universal hacia el universo en un verso que resumia todo el versar de los versos versaculares alguna vez versados en el universal universo. Me contaron del cosmos cosmico y su funcionamiento funcional funcionando.
Luego sin notarlo notoriamente fui devuelto envuelto a mis sabanas, seguramente mantenía la seguridad y la certeza de que la experiencia experimentada no había sido ni una ilusión ilusoria ni un sueño soñado en la oscura noche noche.
En mi mente solo una idea se ideaba mentalmente y yo pensando en mi pensamiento como un pesame pensaba la pesada frase:
"¡Puta que son Perkines los marcianos culiaos!"
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