lunes, 11 de junio de 2012

Será cristina volta


Antes de la aparición de Cristina Volta (la transliteración es personal), la tribu urbana de los enmascarados estaba apoderándose del downtown de las principales ciudades del país. La voz inglesa downtown era una de las más fuertes banderas de lucha de los enmascarados, que buscaban no sólo apoderarse del centro histórico de las ciudades sino también de las zonas más periféricas, aunque dejaban los sectores de clase media prácticamente sin intervención. La figuración de Cristina Volta, en todo caso, no fue importante sino hasta que se perdió el centro de la capital, cuando el autodenominado “Movimiento Social Enmascarados” perdió asesinados a sus principales líderes y, para la prensa internacional, se transformó en nada más que una serie de enclaves armados supuestamente sin proyecto social.

En ese entonces, Cristina Volta era una militante de base de uno de los enclaves periféricos de una capital regional a unos 130 kilómetros de la capital nacional. Como este enclave rendía tributo y debía obediencia directamente al “Enclave Capital-Downtown”, la muerte de los líderes los dejó temporalmente sin cabeza y los enclaves periféricos de las capitales regionales fueron cediendo militantes rápidamente a los enclaves de los downtown. Critina Volta ya tenía ciertos lazos con Pedro Albañil y al ver que su grupo no podía mantener la militancia constante, se incorporó al enclave de Pedro, que todavía no llegaba a los más altos mandos, pero de quien se sabía que alcanzaría los más importantes puestos dentro de la organización.

Cristina Volta es recordada especialmente por la “Noche de los Enmascarados” (conocida posteriormente también como la “Noche de Cristina Volta”). La organización de este evento fue repudiada por amplios sectores de la militancia, pero era fuertemente apoyada por los simpatizantes populares y especialmente por el pueblo pobre, que veía en ese tipo de eventos una solución real al gran problema que aquejaba a la nación: el aburrimiento. Cristina Volta se refería con estas palabras al evento:

“Para mi desencanto, a las 12 todo se acabó, y cada cual se fue cantando, y en cada canto había dolor”.

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