iba caminando con una botella de vodka
por plena alameda, curao como tagua, buscando una puta que me la
chupara un rato. la botella de vodka me la empinaba en esquinas o
debajo de árboles pa pasar un poco más piola, pero todo el mundo la
veía. doblé por san antonio pa dentro y en la esquina de monjitas
un turri me dice “señoritas, departamentos”, y yo le digo
cuánto, y me dice que 20 el chupachups y yo que ni cagando, que si
creía que yo soy weón. y seguí caminando hasta el forestal, crucé
el mapocho, me metí por recoleta, y de ahí pallá no conozco las
calles, pero tres o cuatro cuadras padentro y dos o tres a la derecha
o a la izquierda, una señora me ofreció el mamón por 4 lucas, ahí
mismo no más, y me metió por un callejoncito, me tiro contra una
pared, suavecito, y se agachó, me desabrochó el cinturón, el
botón, bajó el cierre. ahí yo la paré y le dije que si no quería
tomarse unos copetes en un motel, mejor. / nos atendió una vieja
rancia, en el cielo había un tubo fluorescente morado y después de
mirar a mi maraca dijo que salía 4 lucas las 3 horas. yo miré a mi
putita y le dije dije al tubo morado que nos íbamos a quedar toda la
noche, y le pasé 20 lucas, afirmando el vodka con un brazo y
mostrando todos mis billetes, pocos igual, y subimos el ascensor y yo
me le tiraba un poco encima, pero tratando de caerle bien, igual, a
esa señora que me iba a culiar, y cuando llegamos me saqué los
pantalones, me tiré en la cama y le mostré los billetes a la
comadre. le pasé 60 lucas y le dije que cincuenta eran pa ella y
diez pa ir a comprar buen copete. la weona volvió con piscola. yo le armé un pito gigante, puro cogollo, la tontona quedó aweoná. el
resto no importa.
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