lunes, 11 de junio de 2012

hoy viene a mí la damisela soledad


iba caminando con una botella de vodka por plena alameda, curao como tagua, buscando una puta que me la chupara un rato. la botella de vodka me la empinaba en esquinas o debajo de árboles pa pasar un poco más piola, pero todo el mundo la veía. doblé por san antonio pa dentro y en la esquina de monjitas un turri me dice “señoritas, departamentos”, y yo le digo cuánto, y me dice que 20 el chupachups y yo que ni cagando, que si creía que yo soy weón. y seguí caminando hasta el forestal, crucé el mapocho, me metí por recoleta, y de ahí pallá no conozco las calles, pero tres o cuatro cuadras padentro y dos o tres a la derecha o a la izquierda, una señora me ofreció el mamón por 4 lucas, ahí mismo no más, y me metió por un callejoncito, me tiro contra una pared, suavecito, y se agachó, me desabrochó el cinturón, el botón, bajó el cierre. ahí yo la paré y le dije que si no quería tomarse unos copetes en un motel, mejor. / nos atendió una vieja rancia, en el cielo había un tubo fluorescente morado y después de mirar a mi maraca dijo que salía 4 lucas las 3 horas. yo miré a mi putita y le dije dije al tubo morado que nos íbamos a quedar toda la noche, y le pasé 20 lucas, afirmando el vodka con un brazo y mostrando todos mis billetes, pocos igual, y subimos el ascensor y yo me le tiraba un poco encima, pero tratando de caerle bien, igual, a esa señora que me iba a culiar, y cuando llegamos me saqué los pantalones, me tiré en la cama y le mostré los billetes a la comadre. le pasé 60 lucas y le dije que cincuenta eran pa ella y diez pa ir a comprar buen copete. la weona volvió con piscola. yo le armé un pito gigante, puro cogollo, la tontona quedó aweoná. el resto no importa.

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