sábado, 28 de octubre de 2017

Memento Mori

Suelo pensar en mi muerte como un evento posible, a cada momento, en cada instante.
Siendo en momentos de labores cotidianas cuando más pienso en la posibilidad de mi fallecimiento.
Sin embargo, jamás pienso que en ello como un acontecimiento trágico, si no por el contrario que las circunstancias son a un grado sumo de estupidez y de tontera que quién se entere de mi muerte no tenga más opción que reirse. Porque jamás pienso en mi muerte como un hecho personal, en que me se transforma mi conciencia, si hay cielo, infierno reencarnación tunel o vacio. La muerte la pienso como un hecho social y como tal quiero que su efecto sea la risa en quien reciba la macabra noticia.
Asi es que me he imaginado ahogado ientras limpio el baño, aplastado por la cama mientras la hago, imagino caer de formas estramboticas y weonas frente a la gente, de forma que todos se caguen de risa y al momento de darse cuenta que morí en ese acto, les de un segundo impulso de risa frenetica e incontrolable. Que en el acto social que sea mi muerte, nadie llore. Sino que se meen de risa.

viernes, 20 de octubre de 2017

fuy

La descomunal falta de escrúpulos del capitalismo chileno me exilió de la belleza natural del salto del huilohuilo con un inaceptable cobro de quince mil pesos, a lo que tenía que sumarle el traslado -que ya me había costado otros quince mil de bencina para el auto que me había conseguido prestado (un hyundai accent del '95)-, así que di marcha atrás (en realidad viré en U), retomando la ruta 203CH (la nomenclatura es del estado), dirigiéndome hasta el final de la misma, que desemboca en el embarcadero de puerto fuy, a orillas del lago pirihueico, donde recalan dos embarcaciones del tipo rollOn-rollOff, y al costado del cual se extiende una playa angosta de arenas grisáceas de unos 250 metros de largo, hacia el sur y luego al oriente, adentrándose entonces en un terreno dizque privado utilizado tanto para el pastoreo de vacuno como para la industria del pino insigne, pese a lo cual continué caminando, siempre por el borde del lago (si se aparecía algún guardián del propietario le diría que llame a la policía, y en caso de aparecer efectivos uniformados les diría que, al igual que las riberas de ríos y de las playas, los bordes de los lagos son bienes nacionales de uso público, y por tanto pertenecientes a todos los habitantes de la nación (la redacción es de la biblioteca del congreso)), hasta que un río de varios metros de ancho me impidió el paso, pero, adentrándome, a unos 100 metros, encontré un puente peatonal rústico hecho de troncos, el que me abrió paso hacia un sendero ancho, que atravesó una o dos plantaciones (había incluso un pequeño paño sembrado de eucalipto), acercándose y alejándose del borde del lago, hasta que comenzó a ascender levemente por el cerro (el lago está rodeado de altas colinas y despeñaderos), enangostándose a medida que avanzaba, mostrándose esplendorosa la selva fría, impresionándome con la variedad de hongos (blancos y como un disco pegados a la madera, rojos y gorditos como un caramelo, negros como un alga y con manchas rojas, voluminosos amarillos esféricos con círculos rojos: los digueñes), con los helechos (de hojas gruesas o bien increíblemente delgadas, casi todos mono pero algunos pocos sorprendentemente dicotiledóneos), con las especies arbóreas (enormes raulíes, robles y walles; no tan grande el olivo y el olivillo; matorrales muchas veces de menor tamaño que el helecho), siempre atento a los pajaritos (dos viuditas, varios picaflor chico, del chucao sólo el canto, del huedhued escuché el aleteo, las bandurrias sólo a lo lejos (no se adentran en bosques), el rayadito por doquier, un comesebo, la huala zambulléndose en el lago), lago que, al rato, se dejaba ver sólo entre los árboles, y el sendero se abrió en dos posibilidades, una se internaba en el cerro, la otra se mantenía cerca del lago, así que seguí siempre buscado la ribera, y aunque no volví a encontrar una playa como la del principio, pude caminar durante más de dos horas, rodeado siempre de espesa selva valdiviana, incluso encontré unas marcas indicando el sendero, seguramente, imaginé, a escondidas del "propietario" del lugar, y seguí así durante al menos dos codos del lago (que es angosto y largo, como el territorio dominado por el estado chileno), para acabar nuevamente en un río demasiado ancho para cruzarlo, lo que dio pie a que me sentara en la posición de loto, erguida la espalda, cerrados los ojos, dando curso a la respiración de cuatro tiempos (inspirar, sostener, expirar, sostener), tiempos que mantuve durante cuatro latidos del corazón para empezar, alcanzando durante unos minutos los ocho latidos.

Cuando abrí los ojos, la selva seguía ahí.

martes, 10 de octubre de 2017

In ter textos

Hace 3 días que no vemos a la gata y uno espera lo peor, que no aparezca más, que muriera tristemente bajo un auto, que la matará un perro, que su cadaver se seque al sol o que se pudra dentro de una bolsa de basura en el vertedero, junto con todas las otras cosas que desecha la civilización.
Por esperanza o por costumbre yo actuó como si todavía estuviera, o como si llegara en cualquier minuto. Le pongo comida, agua y aveces la llamo por la ventana.  La noche está oscura y me da un poco de pena, mi mamita está encerrada en su taller construyendo lamparas y afilando su machete, yo siento pura pena, el mono andaba de viaje en valpo con el Chimango, nada le contaremos hasta su retorno y me da como hambre, pero es pura ansiedad no más voy a la cocina y me preparo un par con manjar.   Lo mastico 108 veces para generar un bolo alimenticio perfecto y lo retrotrago, es decir lo escupo con cuidado y dedicación para que el pan quede con formita de gusano. A La gata siempre le gustó esto y yo me quedo mirando el pedazo de pan con más pena que nunca.
Me derrumbo y lloro, pensando en lo fugaz, en lo leve, en lo insignificante que es estar vivo.
Pienso en ella hambrienta, en ella herida o en ella muerta. Pienso en todas las mascotas que me han acompañado y todas me dan pena.

Entonces pasa una una especie de suspiro, un rumor leve, un ligero cambio de temperatura. Me sobresalté vi pasar una luz invisible por la ventana y tocaron la puerta como si tocaran con una pantufla mojada.  Abro la puerta y con espanto, indignación, colera, alegría y asco veo a la gata en las manos flacas de la criatura que alguna vez abordó en la ducha. Incontrolado dando saltitos sin contener las emociones revueltas grito con expresión de miedoindignalegría ¡La Tenias Tu!.

A lo cual el ser respondió con un chillido agudo como de canto armonico y una expresión en la cara que parecía decir ¡Como se te ocurre, yo no he raptado a tu gato, sino que lo he traído de regreso! Podría ser que su gesto significara eso, que significara cualquier otra cosa en realidad. Me quedé pegado mirando al gato en las huesudas manos y después de un rato dije bueno. ¡Muchas Gracias! gesticulé con las manos y la cara por si el ser no entendía mi idioma. Lo invité a tomar un té y el ser me siguió a la cocina sin soltar a la gata que se mantenía comodamente acurrucada, algo no tan común en ella.  Hiervo el agua y pongo una bolsita de te negro en una tasa, observo al ser mirar apasinadamente el trozo de bolo alimenticio que yo había dejado. ¡Que Vergüenza! Pensé y me hice el que no entendía. Luego el ser levanta a la gata sobre su cabeza, la estira y deposita su vientre sobre la frente. La cabeza le empieza a vibrar con un sonido de Didgeridoo cojo. A la gata le gusta ese enfrawe y cuando la deja en el suelo se estira y bosteza, coquetamente se acerca a mi. Veo al ser lanzarse sobre y comerselo pegando su cara a la mesa. Es entonces que me doy vuelta para ponerle agua caliente al té, para no incordiarlo mientras come. Sucedió de nuevo ese suspiro y el cambio de temperatura, me doy vuelta y el ser ya no estaba, tampoco había té en la taza que yo tenía en mi mano.  Le enfrawo la guata a la gata y después la tomo de la misma guata o más bien de la cadera y la levanto y la remuevo con las cuatro patas colgando hasta que me dice ¿priii? Me la llevo a acostar para dormir con ella. Me saco una foto fotogénica con gata en cama encamado y se la mando a mi mami con el texto Enfrawando con frawa frawada <3.  Nos dormimos en la nocturna noche noche y soñamos en otros planetas plantados.