no sé cuántas cuadras más arriba de vespucio, por departamental, una pasajera (la de la carrera 46) me comenta que ahí en la avenida es bueno, pero un par de cuadras padentro se pone malo malo. antes que se bajara, llegó la siguiente carrera, como dos o tres cuadras padentro, en la población (no sé cómo se llama o si tiene nombre), más o menos exactamente donde Dani me acababa de decir que era malo malo. Pero como voy a todas, fui, era a 1 minuto.
La carrera estaba a nombre de Solange Yudith, así que busqué alguna mujer en la cuadra y me acerqué a una familia que estaba saliendo de su casa. No eran ellos. Más adelante un hombre mayor, de 60 o más años, me hacía señas. Tenía a un niño de aprox 9 años de la mano. El niño estaba nervioso, miraba para todos lados. Me acerqué y desbloqueé las puertas. Entonces el viejo abre y mete al niño para dentro. El niño, muy nervioso, le decía que no quería irse solo, pero se subió igual, tratando de subir a su abuelo al auto con él, afirmándole las manos o la ropa, pero el viejo no se quería subir (estaba bebido, aunque no borracho). En eso pregunté por Solange, que me respondió desde un celular que estaba en la mano del niño, a través de una videollamada. ¡Qué enredo todo!, entonces le pregunto a Solange si acaso el viaje es para Domingo (así se llamaba el niño), pero el viejo le dijo al niño "Ya, ándate no más con tu mamá". El viejo iba a cerrar la puerta, pero el niño se puso a gritar muy fuerte (yo, por la sorpresa del grito, salté en el asiento), de verdad le ATERRORIZABA la posibilidad de irse solo en el uber, gritó como un desquiciado por varios segundos. Entonces el viejo se dirigió a mí, me dijo que iba a buscar su chaqueta adentro de la casa, que lo esperara, Domingo se calmó altiro cuando vio en su abuelo la intención de subirse al auto.
Cuando el viejo se fue, Solange, la madre del niño, a través de la videollamada, le dijo al niño que se fuera solo no más, sin el viejo. Me dijo a mí que me trajera no más al niño, que podía pagarme extra. Entonces yo le dije al niño: "ya domingo, cierra la puerta y nos vamos" (yo habría tenido que bajarme y dar toda la vuelta al auto para cerrarla). Estoy muy conciente de las implicaciones que podría tener el irme solo con un niño en el auto, pero cierta adrenalina también me ayudó a empatizar con Solange, el viejo era violento, y estaba medio curao. Su hijo Domingo estaba con su abuelo borracho, y ella necesitaba que su hijo vuelva a su casa. Eran como las 21hrs. Si Domingo hubiera cerrado la puerta, me iba con él. Pero no la cerró. Solange le insistía, le decía: Domingo, vente no más con el uber. Pero Domingo no cerró la puerta y el viejo volvió, con su chaqueta y con una sonrisa, y con mucho olor a cerveza (le dio el bajo al vaso que tenía servido mientras buscaba la chaqueta). Se sentó abrazando a domingo, y me dijo: ya, vámonos no más.
Ahí empezó la conversación más violenta y tóxica que he escuchado en mi vida, te lo juro. No pude memorizar todo pero son muchas imágenes terribles, no sé bien cuáles fueron antes o después. El viejo decía por ejemplo: nosotros con Domingo disfrutaaaamos, disfrutamos un montón, ¿cierto Domingo? Solange, a través dela videollamada le decía: "ya po papá, córtala". Y ahí el viejo cambiaba el tono, y muy serio y enojado le respondía a Solange "¿qué cortala?, voh no te metai", y de vuelta a cambiar el tono, un segundo después le habla con mucha (falsa) dulzura a Domingo: cierto que nosotros disfrutamos? lo pasamos bien juntos ¿cierto dominguito?, jugamos a la pelooooooota, comemos compleeeeeetos (hasta ahí todo bien), y agrega: tomamos cerveeeeeeeeeza. Ahí el niño de vuelta a gritar, no tan desaforado tampoco, pero sí angustiado y complicado, le dice: noooooo abuelo yo no tomo cervezaaaaaaa. ¿por qué dices esooooo?, le pega unos combitos suaves en las piernas mientras llora y dice que no que no. El viejo se ríe y le dice que se calme, y Solange a través de la videollamada insiste con el papá córtala.
Otro asunto que trataron fueron los almuerzos: ella había empezado a trabajar, y el niño quedaba solo en la casa (era febrero, todavía no entraba a clases). Entonces el abuelo iba todos los mediodía a la casa de Solange, donde Domingo estaba solo (porque su mamá estaba trabajando), y le daba de comer. Solange le pedía que no fuera más, que ella le cocinaba al niño. Pero el viejo le decía al niño: ¿qué te cocina tu mamá? ¿verduras? puaaaaaaj. ¿esas papas rellenas que le quedan asquerosas? puaaaaaaaaj. nosotros no po Dominguito, nosotros comemos compleeeeto, comemos papa friiiiiita, comemos cosas ricas poh Domingo.
Entonces Solange la decía su padre: papá no quiero que el Domingo pase todo el día en la pobla, prefiero que esté en el departamento. Y el viejo le respondía, qué si voh también soy de la pobla, ahora no más que te creí cuica (vivía por el 14 de vicuña). Le decía: yo hago la weá que quiero con mi nieto, si quiero llevarlo al cine lo llevo al cine, si quiero llevarlo pa mi casa lo llevo pa mi casa. La Solange hablaba, pero en la derrota, sabía que el viejo no cedía un centímetro, pero mantenía sus posturas. Por ahí el viejo agarra el telefóno y la mano del niño, es decir: la misma mano del niño sostenía el telefóno, rodeada por la mano del viejo, mientras el viejo, como en un secreto, le decía violentamente a Solange: llegando para allá te voy a pegarte un puro combo en el hocico, vai a quedar tonta.
A ratos se quedaban en silencio. En una empezó el niño a hablar. Lo recriminaba al abuelo, le decía: hoydía lo estábamos pasando bien, estaba todo todo bien, pero cuando te llamó mi mamá ¿por qué no podía venirme altiro? Sollozaba angustiado. Había estado todo bien, insistía, pero cuando te llama mi mamá ahí cagó todo. El viejo, ni ahí. Iba preocupado porque tenía que devolverse caminando y se iba a demorar una hora, o más. Pero, de todas maneras, de vez en cuando abrazaba al niño, y le daba besos (me imagino que en la cabeza o en las manos, tampoco me podía mucho dar vuelta para mirar), y le decía yo te quiero mucho, nosotros siempre vamos a estar juntos, le decía yo te amo, te amo Dominguito, etc. El niño también lo abrazaba de vuelta, se notaba que tenían una relación muy cercana.
Seguramente hubo más conversaciones que no recuerdo ahora. Cuando llegamos al destino. Solange le insistía a su padre que dejara al niño en la puerta del edificio y se fuera, pero el viejo se fue con el niño y entraron el edificio. Yo ya sabía que, después de cerrar la carrera, como conductor pierdo el contacto con el pasajero. Así que antes de finalizar el viaje le escribí a Solange. Através de los ventanales, ví al viejo saludando amablemente al conserje, y encaminándose junto a Domingo al ascensor. Los mensajes qudaron en "leído" apenas los mandé, le dije: van subiendo. denúncialo, es un abusador brutal. busca apoyo. mucha fuerza. Y ahí me quedé llorando un rato. La situación tensa me dejó con un dolor fuerte en la espalda baja. Y la impotencia me dejó lleno de lágrimas y con el rostro comprimido durante unos dos minutos de forma consecutiva, y durante unas dos horas de forma intermitente. Me iba acordando de las cosas horribles que decía el viejo y volvía a llorar. Recordaba el grito de espanto de Domingo cuando su abuelo se reía inventando que toman cerveza juntos.
Escribir esto también me ha sacado un montón de lágrimas, aunque es cierto que soy del tipo sensible. Al día siguiente me leí todos los manuales de uber para enfrentar situaciones así. Para la siguiente voy a grabar la conversacion y voy a llamar al 1455 para hacer la denuncia por violencia ¿de género? (el viejo era claramente misógino, onda no podía hablarle con respeto o cariño a Solange, sólo le hablaba maltratándola). ¿O es violencia doméstica? ¿O intrafamiliar? Bueno, ahora sé que cualquier persona puede hacer una denuncia.
Hubo un detalle que, de nuevo, me sacó un montón de lágrimas. A los días, se me ocurrió revisar la carrera en la app de uber, a ver si podía denunciar por ahí, por último para que quede un precedente. No pude. Pero sí me encontré con la sorpresa de que Solange, además de los 2800 de la carrera, me había dejado 500 pesos extra. Quinientos pesos que, de verdad Solange, de verdad que te los agradezco mucho.
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