viernes, 24 de febrero de 2012

Cardúmen transantiago


Ya varias veces he comentado que losbuses orugas son como ballenas, ballenas medianamente grandes, ondacachalotes, al lado de las cuales los autos particulares parecen pocomás que pescaditos de poca monta. Impresionante aventura es pararseabajo de un paso sobre-nivel de autopista urbana y verlas pasar,imponentes, a velocidad constante muy constante, como si no pensaranmás que en avanzar tranquila y ruidosa-sileciosamente por la ciudadentera, viéndola desde arriba y desde abajo, inimaginable,inconquistable, vivible pese a todo.

Yo las vi cuando venían llegando,habrá sido el 2005, 2006, camino a Mendoza, plena autopista, gruposde 10, 15, 20 buses oruga avanzando por la enorme carretera, ocupandola dos pistas enteras, intransables 60 kilómetros por hora, gritandocon descaro, vociferando progreso, enrostrándole la adquisición aEntre Ríos, Santa Fe, Córdoba, San Luis, Mendoza, gritando lo muypoco que pueden parecerse a una micro en La Haya o Malmo, simulacroestudiado y orgulloso, millones de sacos repletos de dólaresavanzando calmada, muy ruidosa-silenciosamente.




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