viernes, 30 de diciembre de 2016

falta de creencia en la libertad misma


Cruzamos la calle como polillas atraídos por la luz amarilla, nos movía el hambre, nada más que el vacío de la guata. Teníamos las piernas las pesadas, cansadas de adrenalina y los brazos los sentíamos lánguidos y estirados. La garganta se nos había irritado de tanto grito insultando a los pacos: ¡Insensatos, cochinos conchesumadres, estultos, asesinos, inmisericordes, chanchos culiaos!. Habíamos reducido la irritación de lacrimógena e insultos escurriendo un abundante caudal de cerveza por la faringe. Caminábamos tambaleando, pero con el tumbao chorizo de soldados que ganaron la guerra. Pensábamos poco de tan borrachos simplemente fuimos vulnerables a la suculencia publicitaria. El hambre y el aliento a copete nos hicieron callar la verborreica piromaniaca insurrecta, para pasar piola. Que no se note que no somos nativos del lugar. 

Chocamos entre nosotros a cada paso, por lo mismo nos abrió amablemente la puerta un caballero entrado en años, mantienendo una sonrisa suave, lentes amplios y unas ligeras negras de pelo cano a cada lado de la cien.
 Nos fuimos en masa al baño, como un cuerpo homogeneo, casi tomados de las manos. Nos metimos todos en el mismo cubiculo cagadero. Sin perder la intimidad del roce, compartiendo el aroma a copete, bencina , sudor y lacrimógena.
 El Hetcheverria saca una bolsita hermética de lo que el llama Califunckin Widow, una mariguana criada en las más estrictas y controladas condiciones técnicas, dentro de un closet del barrio alto, todos y cada uno de los elementos que permitieron su crecimiento fueron mensurados y pensados en función de la máxima eficiencia y eficacia de la volá. El Braiyatan se sacó un paquete de papel de revista con una sustancia del color que resulta de muchas plasticinas mezcladas. Un legendario paraguazo de la San Pancracio, ningún calculo, registro o criterio fue empleado en el amalgamado alquímico de esta sustancia. Procedimos a mezclarlo para invocar un pantalón de milico, el perfecto camuflaje entre verde y café. Le prendimos fuego maldiciendo la vida de todos los funcionarios dictatoriales que vivían tranquilos, jubilados o recluidos en hoteles lujosos. Con cada bocanada de humo conjurábamos su incineración.

Terminado el sahumerio salimos riendo como hienas, despistados, con problemas de coordinación entre las manos, confundiendo los minutos con los metros, las palabras con los pasos y el pensamiento con el peso. Aveces nos paranoiqueabamos con la presencia de los pacos de punto fijo a la salida del restorán. Los mismos a los que hace un par de horas les arrojamos molotovs, nos aterraba la idea que nos reconocieran, que nos revisaran las mochilas, que cacharan donde botamos los guantes, encontraran los poemas de nuestros cuadernos que los leyeran y no les gustaran.

Hicimos la fila para realizar la compra, ahí estaba esperándonos el mismo pelao que nos abrió la puerta, sonriente, amable y triunfal. Lo veíamos a veces con la más elegante etiqueta italiana, otras llevaba puesta la ropa del Toni Rolando, la mascota-gerente de la transnacional que nos guarecía.  Me acompaña en la fila, me toma firmemente del brazo y me dice susurrante al oído:

“Cuánto más efectivamente se fortalezca el sistema de libre mercado, menores serán los costos transicionales de terminar con la inflación”

Llego a la caja y saco la Golden Card de mi viejo, aturdido y nervioso quedo mirando fijo a la cajera que tiene mi edad, el elegante caballero me aprieta el brazo para que reaccione, pido el combo 2, sin saber que contiene, sólo por responder algo. Entonces me susurra nuevamente:

"La responsabilidad social de los negocios consiste en incrementar sus beneficios".
Agrando mi combo y el tamaño de la bebida, deslizo la tarjeta y tecleo mi fecha de nacimiento.

“Un país donde se anteponga la igualdad a la libertad terminará sin ninguna de las dos”

Me acompaña a una mesa al fondo del local, mis compañeros como borregos nos siguen babeando sobre sus bandejas, todos pidieron el combo 2. 
Desenvuelvo la comida y el desliza su mano por mi espalda. Le pongo, mostaza, mayonesa y ketchup a mi hamburguesa. El caballero a ratos elegante a ratos payaso me mira triunfante como si ante sus ojos se hubiese construido un paraíso. Espera que masque la hamburguesa para decirme:

“De hecho, una de las mayores fuentes de objeción hacia una economía libre es precisamente que da a la gente lo que quiere en lugar de lo que un grupo particular cree que debería querer. Detrás de todos estos argumentos en contra del libre mercado se esconce una falta de creencia en la libertad misma” 

Afloja mi pantalón y recoge un cumulo de grasa coagulado en mis labios, mis compañeros comen y babean, el hombre mete su mano por mi pantalón rozando mi nalga, me acomodo para que pueda tocarme, la grasa lubrica Mcnificamente sus exploraciones digito-anales. Va marcando el ritmo con el que como. Entre gemidos y espasmos mancho con Kepchup mi polera del Che Guevara, milagrosamente caen sobre su frente, marcando los estigmas de la corona de espinas, el Cristo de la Higuera parece llorar sangre, pero la grasa y la sangre transmutan su gesto duro en una expresión de pasión, martirio y placer. Intento sin éxito mantener la compostura.
Para que el paco de afuera no se entere.
No sospeche, no se ponga celoso
No se ponga violento


Mis compañeros comienzan a desvestirse, a tocarse cada uno a si mismo y entre ellos. Deslizan por sus cuerpos la hamburguesas, se chorrean de bebida, muerden los hielos, gritan de placer al mojar las zonas de su cuerpo irritadas por las lacrimógenas, gimen, relamen, gritan… Jaime Guzman despierta y eyacula.

sábado, 3 de diciembre de 2016

Breviario litoraleño

1.

Una mañana desperté en la costa y sin dientes. Lo que había perdido, sin embargo, no era tanto la materialidad ósea con que masticaba hasta entonces carnes y frituras, sino esa dureza del lenguaje con la cual uno juega a ser juez del mundo. Así me criaron y hasta gusté de mí, padre de mis titubeantes poemas y orgulloso de la política que argumentaba con castizos conectores. De ese modo justifiqué filosóficamente mis miserias, con un orgullo igualmente mezquino cuyo vacío no me atrevía a asumir. Buen método para desarmar la democracia aprendida, entonces, era dejar de mascullarla por enfermedad.

2.

Dice Silvestri que Nietzsche llamaba estados valetudinarios a aquellos en que la potencia de un cuerpo se acrecienta por efecto de sus propias carencias. Por ejemplo, la persona que queda ciega a los treinta años aprende a diferenciar sonidos que antes le parecían iguales. Así, quien viaje al círculo polar puede aprender a distinguir los diferentes blancos en la materia, con más facilidad si se apoya de las diversas palabras con que los pueblos del norte llaman a esa escala cromática, plana para un hombre occidental que se cree a sí mismo blanco y que llama color piel al color de su piel. Para ejercitar un estado valetudinario, así como para someterse a un viaje sin devenir turista, hay que abandonar el cinturón de certidumbres sobre el que se edifica la soberbia epistémica que nos vuelve ciegos e idiotas. Séneca dice que de nada vale viajar, aunque viajes solo, si viajas siempre contigo mismo. No basta, entonces, con incendiar Chile, pues tanto la esclavitud como la policía están en todas partes. No queremos ampliar el desierto, por el contrario necesitamos multiplicar los oasis hasta que sus ríos, hoy famélicos, se toquen y compongan un gran caudal, capaz de inundar la tristeza que el capitalismo ha querido hacer ontológica, pero que no es más que otro de sus artificios simbólicos vuelto carne.

3.

La ciencia ha aprendido del error más que el humanismo. Todo lo que hemos creído hasta el momento como cierto muestra su debilidad ante lo nuevo cuando es glorioso. El pensamiento nunca se suspende. Marca sus inflexiones precisamente en los momentos del descubrimiento. Lo irrefutable del platonismo es que la idea se presenta como un descubrimiento. No sabemos lo que puede un cuerpo, tampoco sabemos lo que puede un pensamiento.

4.

¿Ha hecho falta que destruyera mis huesos de la palabra para contemplar las manifestaciones de la naturaleza de forma más humilde? Antes creía que trataba con respeto. Sin embargo, quizás no era cuestión de contemplar sino de participar activamente, de dejarse afectar mas también de afectar, de incidir en los acontecimientos. De desplegar la voluntad. En eso consiste la agencia. ¿Cómo llega la idea, entonces? Ésta se presenta como un camotazo o un coliguazo, como un golpe cuando menos, es decir, con fuerza y hasta con violencia, y procede de la composición del pensamiento con otros pensamientos. La idea sacude a la certeza de modo que funda un nuevo estado del pensamiento, se impone en la pizarra de la historia como un punto que deviene mancha, una isla o un lago en un mapa, aunque de cerca más bien sería como el cráter de un volcán. Todo esto le parecerá muy cartesiano a mi compeñi.

5.

Asimismo hay quienes convirtieron un delirio en su ciencia, cual fue el caso del doctor austriaco que se fue al campo de Estados Unidos y quiso medir la pulsión. Su historia es triste, pues conjugó la ingenuidad y la confianza con una voluntad de liberación. Huido del asedio nacionalsocialista por freudiano y por marxista, creyó que aquello de la libertad en el país central del norte de América era algo efectivo. Fuóse a instalar a una universidad por las Pensilvanias con el objeto de experimentar sus teorías sobre el libre flujo de la sexualidad como método para la revolución social. Allí diseñó una máquina de la que captaría la energía de la vida, el acumulador de orgón, en cuyo desarrollo consiguió trabajar con diversas personalidades, incluido el propio Einstein. Como es de esperar para cualquier habitante de un país invadido por Kissinger y la CIA, a Guillermo Reinos, el doctor austriaco, lo metieron preso, esto en la época de la invasión norteamericana a Corea, donde hubo una gran purga entre los ciudadanos norteamericanos para perseguir al fantasma del comunismo. En su libro La función del orgasmo, el bueno de Reinos había demostrado que culiar era un acto biológico de afirmación de la vida puesto que materializa la voluntad y el deseo, y por lo tanto, los supuestos fines reproductivos son un apéndice de tan necesario acto. Murió en las prisiones del capitalismo tecnoliberal, confiscada su máquina y prohibidos sus libros. Al día de hoy, su pensamiento es relevado en películas documentales y detonaciones en las comisarías.

6.

Uno se puede encerrar en la creencia de sus virtudes, y convertir ese caparazón en la nave que nos permita navegar seguros en medio de la tormenta y sus cadáveres. Quizás no haya yerro suficientemente fuerte como para entrenarnos a oler las verdades en lo inmediato, antes bien, si somos cautelosos sabremos que estamos errando cuando nos llegan señales de la enfermedad. Para conseguir el despliegue del estado valetudinario requerimos haber sentido el dolor en su máxima potencia. La carencia radical. El abandono, la oscuridad total, el cero absoluto. Esa melancolía no es autodestructiva, es la condición de posibilidad del despliegue de la potencia creativa.

7.

Afinar los órganos para el camino ha de ser el ejercicio permanente del viajero. No obstante, que la preparación del viaje jamás concluya no quiere decir que el viaje no haya comenzado.

lunes, 28 de noviembre de 2016

La toma partió de a poco
empezamos en el colegio
y seguimos con la universidad.
Ocupamos una casa y dormimos en ella
Entramos a un terreno y armamos una población
Edificamos una ciudad
administramos un estado
dictamos la ley
Invadimos la ficción de la patria,
escribimos anécdotas, canciones, cuentos, novelas épicas
EPOPEYAS
Quemamos las bolsas de comercio
y finalmente nos sentamos a meditar,
para tomar el control de nuestra propia mente
He dejado de ser lo que fui
para seguir siendo lo que era.
Desde la última vez que hablamos
he muerto y renacido al menos tres veces...
Y Jamás he resucitado.

lunes, 24 de octubre de 2016

La verdad en los puños

Las figuras fantasmales marchan en el reflejo del agua del memorial, José Morales medita se concentra en su respiración, busca calmar todos los pensamientos, miedos y ansias que lo perturban, calma el flujo de su pensar al igual que las ondas del agua pierden fuerza y la marcha se disuelve en la linea recta del cemento.

Viene de la toma del liceo, pero hizo una pausa para meditar y entrenar su corazón inconmovible, intentar al menos que el miedo, la decepción, la rabia, la pena y el revoltijo de sentimientos que se centrifugan en sus entrañas no sea un obstáculo que le cueste caro.

Camina en dirección a los cerros con la cabeza abajo, pero mirando hacia arriba, la boca cerrada, la respiración calmada y su verdad apretada en el puño. Sensei Anibal Gordon lo está esperando. Camina sin pausa quiere ser puntual, por respeto al hombre que en los últimos 7 años ha sido una figura paterna más importante que su propio padre biológico. Por cortesía con aquel que tanto le había enseñado cada martes y jueves en la casita azul de la pobla convertida en un humilde dojo de karate, donde había aprendido técnicas, posturas y valores.

Sensei Gordón está parado en el lugar acordado con las piernas semi abiertas, los brazos cruzados la mirada fija, la cara inexpresiva y severa enmarcada por el bigote poblado que  a veces usaba para hacer bromas que relajaban la tensión en sus clases, aunque   incluso  bromeando mantenía un talante serio. José recuerda la primera vez que entró en el dojo, le impresionó esta alta y fornida figura solemne e imponente como una estatua que se mueve, sus puños enormes podrían romper arboles, su voz como trueno hacia retumbar el piso cuando lanzaba un golpe. Sensei Gordon intimidaba solo estando presente, ejecutando su karate impresionaba, tenerlo de oponente era aterrador, pero José ya no le temía. 

Sensei Anibal Gordon se saca la chaqueta, tirandola en un movimiento rápido de su mano derecha, lleva unos pantalones de buzo negros y la polera gris que solía usar debajo del karategi en los días de invierno. Se pone en guardia mirando fijamente a su adversario. José llegó con los pantalones blancos del entrenamiento, de su mochila escolar rallada con plumón, corrector y pasta, de ella saca la chaqueta con la que entrenaba. En un gesto desafiante, mecánico y preciso como si estuviera ejecutando un kata, se coloca el uwagi mostrando a su Sensei que había arrancado el parche con la insignia de la escuela, incluso varios amigos le habían escrito cosas y hecho dibujos. Las mismas tachas, nombres y consignas que rayaban en la calle estaban escritas en la tela de algodón blanco.  Una A encerrada en un circulo le ocupaba toda la espalda. Sabía que eso molestaría al Sensei, continuo colocandose su cinturón negro con la misma actitud con la que ejecutaba las técnicas de forma. El día en que ganó el derecho a usar ese cinturón había sido la única vez que peleo contra su Sensei. Habiendo logrado superar todo el espectro de colores en cinturones, aprendiendo todos los golpes, patadas, palabras japonesas, formas y combinaciones.  Era el alumno más antiguo del dojo, combatió contra todos sus compañeros, incluso los de mayor edad, peleo contra Sensei totalmente agotado,  Gordon se dejó pegar, aunque de vez en cuando golpeo certero, en parte por mantener la superioridad, en parte por probar el temple de su discípulo.  José termina de amarrase el cinturón gritando con toda su energía. Se pone en guardia, ambos avanzan con las piernas flectadas y el peso del cuerpo debajo de las caderas.  El primer intercambio de golpes fue para evaluarse. Gordon comprendía que la ventaja de José era la resistencia al cansancio, su flexibilidad y rapidez.  José nota que su rival era menos agil, pero contundente en sus golpes.

Gordon lanza patas bajas a los muslos con la intención de romperle la postura, José las esquivaba velozmente, sin embargo la cuarta patada le alcanzó, el golpe le ardió. Sin importar el dolor José contraataca y luego de esquivar una quinta patada propina un certero puntapie en la pierna de apoyo del Sensei, antes que este pudiera afirmar el pie que aún se desplazaba por el aire. Gordon se tambalea, pero toma del brazo a su pupilo intentando ejercer una palanca sobre su codo para derribarlo, José cambia el equilibrio de su peso y forcejea para ser el quien aplique la llave. Gordon nota que la bandera chilena que hacia coser a sus alumnos en el brazo había sido colocada boca abajo, empuja fuertemente a José haciendolo retroceder dando pasos cortos y rápidos para evitar no caer al piso. Gordón gritaba con la voz retumbante que hacía temblar los alrededores:
 -¡¿Cómo se te ocurre traidor de mierda, haber profanado el pabellón patrio, acaso erí peruano que se te ocurre hacer esas tonteras mocoso mal agradecido?
José sonríe manteniendo la guardia, recuerda los sermones nacionalistas al final de algunas clases, los comentarios racistas u homofóbicos que usaba Gordón para aleccionar o hacer reir a sus alumnos. Recuerda que hace algunos años el mismo estaba totalmente convencido que la visión había aprendido de su Sensei era versión correcta del mundo. Por eso cuando empezó a llegar población migrante al colegio, José fue hostil. Molestaba a sus nuevos compañeros,  les gritaba que devolvieran a los países de los que venían. 

Hace algunos años José fastidió hostigosamente a un chico colombiano que venia llegando desde Cali hace un par de días. Ernesto Cardenal tenía la piel negra y en ese entonces ese era una razón para que José le tuviera rabia. Sobrepasado por el acoso Ernesto decidió pelear con José, quien se mostró soberbio, orgulloso de ser cinturón marrón en karate. José lo empujó fanfarroneando y antes de ponerse en guardia recibió un gancho en el mentón que le tiró al piso aturdiendolo. Ernesto había entrenado boxeo desde muy pequeño. Cuando llegó un profesor a poner orden y regañar a Ernesto, José explicó que todo fue culpa suya, que merecía ese golpe, se incorporó, se arregló la ropa y se disculpó con Ernesto haciendo una reverencia. No podía creer que el primer combate real que tenía fuera del entrenamiento, lo perdiera tan fácil y vergonzosamente, pero sintió gran admiración por su rival, tanto que se hicieron amigos y de vez en cuando se juntaban a entrenar e intercambiar saberes.

José toma impulso y lanza una patada por el aire con fuerza suficiente para romper una tabla, pero sabe que Gordon no intentará resistirla, la esquiva con facilidad, el objetivo de José es cansarlo, al momento de aterrizar da otra patada en reversa, pero el  viejo Sensei es astuto y logra propinarle un puñetazo en la costilla a su alumno, antes que este logre retomar su postura. José queda sin aire, cierra los ojos para reponerse de los espasmos involuntarios que le impiden respirar mientras se alejaba dificultosamente de un nuevo ataque. Conocía la sensación de ahogo, no solo de los golpes que había recibido en entrenamiento, recordó la primera vez que una bocanada de gas lacrimógeno le entró a los pulmones. Fue también la primera marcha en la que participaba junto a sus compañeros de curso, un zorrillo los bañó en polvo blanco mientras afirmaban un lienzo pintado por ellos mismos. Se habían motivado a ir al centro haciendo la cimarra. Unos meses antes habían visto en clases la película Machuca, removidos en el interés por la historia propia, buscaron información, cuentos, escritos, documentales. El fin de semana antes de esa marcha habían hecho un maratón de La Batalla de Chile, por eso habían escrito en ese lienzo la frase con la que cerraba el último documental de la serie, "No es un naufragio, es sólo una tembladera de piso" quien la decía era un profesor universitario que trabajó activamente durante la Unidad Popular, a José le gustaron los movimientos de Tai chi que realizaba este personaje al ser presentado en el documental, deicidio auto-educarse en esta disciplina. Investigó, compró un librito en una feria artesanal, estudió videos de internet y fue comprendiendo los ejercicios. Se entrenó en la habilidad de recuperar el control de su respiración para resistir el humo lacrimógeno, esta misma habilidad le permitió bloquear apuradamente un segundo puñetazo de Gordon. Aprovechando la desventaja de José, el Sensei le toma del brazo que usó para bloquear, se lo tuerce para ejecutar una llave de arresto, que por primera vez en la vida de Gordon le resulto inefectiva. José nota que la polera gris tuvo escrita la palabra ejercito. No era una técnica propia de la galería del Karate, pero la tenía más que probada en las calles. Gordón asustado lanza un par de patadas amplias buscando alejarse de José. Este último se mantuvo en una postura recogida que no se correspondía con las formas que su Sensei conocía. Gordon queda rebotando mostrando la espalda esperando la oportunidad de percutar una patada. Hace un par de noches había ido al Liceo en toma casi a las 2 de la mañana. Frente al Acceso principal gritó insultos contra los padres irresponsables de los chiquillos que mantenían la ocupación. Los encargados de seguridad usaron hondas desde el techo para espantarlo. Un disparo certero en el cuerpo desbordó la ira de Gordon quien al grito de ¡Comunistas de Mierda! pegó tres disparos al aire con una pistola que llevaba entre la ropa y se fue corriendo. José lo había reconocido desde el primer momento, por eso no se atrevió a apuntarle a pesar de haber mantenido el elástico de la honda siempre tenso. 

Cuando se discutió el incidente en la asamblea se acordó tomar ninguna acción legal, por una parte porque no sabrían como hacerlo y por otro se corría el rumor que Anibal Gordon habría sido de la CNI. Una vez terminada la asamblea José quien aún entrenaba irregularmente le mandó un mensaje desde su teléfono diciendo: "¿Que tan choro es sin pistola Sensei?  Lo tengo grabado si no quiere que lo fune, ganeme en una pelea." En los siguientes mensajes acordaron el lugar y la hora del encuentro.

Gordon era choro con pistola, había participado del Comando anti subversivo, se especializaba en arrestar a disidentes que eran investigados por otros equipos. Disfrutaba de la adrenalina, del acorralarlos, mirar el miedo en los ojos, pero sobre todo disfrutaba mucho aplicar su llave de brazo y tumbaba fluidamente a quienes estuvieron al alcance de sus manos. Por eso le desconcertó tanto que José se hubiera escapado. La postura de Gordon no tiene aberturas, pero José sonríe al notar el desconcierto del Sensei. Enfurecido este entra con una potente patada, que es desviada por palmada izquierda de José abriendo la postura postura de su Sensei para golpearlo con el reverso de la mano derecha para para golpearlo en la cara, el golpe no fue contundente, sólo una estruendosa cachetada a la cara, su objetivo era más moral que físico. Gordon se enfurece al notar que su pupilo reía, aprieta los dientes hasta el punto de hacerlos chirriar y comienza a dar golpes de puño sin orden ni estrategia al cuerpo de José quien se limita a bloquear o resistir cada uno de estos golpes mirando fijamente al hombre que alguna vez consideró tan valioso. Gordon perdiendo el control de si grita con voz aguda - ¡Quiebrate culiao!¡Quiebrate culiao! José continua sonriendo y Gordon enfurecido hasta el delirio ya no diferenciaba si estaba en un cerro peleando contra su mejor alumno o en una casa de seguridad de la CNI ablandando a un extremista antes de entregarlo a la tortura. Ni el prisionero, ni el alumno dejaban de sonreír y grita -¡Quiebrate culiao, te vamos a poner corriente en los cocos, vamos a matar a tu familia, te vamos a tirar al mar! en medio de esta frase José cambia de postura y golpea a su rival en la barbilla con la misma técnica que hace algunos años le había ganado Ernesto.

Gordon se muerde la lengua y cae al piso, se incorpora con dificultad mirando a como perro al que sacrificarán. La sangre le escurre por la boca, José camina hacia el diciendole. -No me importa quien fueras en tu pasado, ni las cosas que hiciste, te respeté y quise mientras fuiste mi maestro, pero el mundo en el que crecí, el mundo que tu construiste es horrible, yo soy el presente, el futuro de tu pasado que te juzga y te grita que toda tu crueldad, todo tu miedo y todo el horror el que trajeron tu y los tuyos fueron perfectamente inútiles. Verás como con mi generación construiremos un mundo muy distinto a la cochinada de la que ustedes están tan orgullosos.

José le da un golpe seco en las costillas para sacarle el aire, Gordon no sabe manejar el ahogo, lo que sumado a la perdida de sangre roba la percepción.  José sube sobre sus hombros al hombre desmayado, lo baja del cerro y en la ladera lo reanima con agua y algunas palmadas en la mejilla, apenas este abre los ojos le cuenta no existe un video de el gritando en el colegio, que ese día estaba en el techo con la honda tensa, pero que no se atrevió a dispararle.

La historia de esta pelea tiene distintas versiones y es contada recurrentemente por distintos freestaleros en las micros del sector norte. 

Dicen que Gordon se marchó todo lo lejos que pudo algunos cantan que a Punta Arenas y otros que Arica, donde esta pelea le pena, lo ataca distintos monstruos, encabezados por su propia monstruocidad.


La casa-dojo había sido regalada irregularmente a Gordon durante su servicio, fue recuperada por organizaciones. Donde se realizan distintas actividades y talleres, José enseña un arte nuevo arte marcial. 

viernes, 16 de septiembre de 2016

Inmersión

a mis hermanxs que están habitando líneas de fuga:
Pax Roa, Max C. Galaxia, Boris, Laura,
Camila L. E. (lectora de Espinosa, lentes que son espejos),
David el navegante, David el transhumante,
Cristo Alejandro H. Salinas,
todxs en alguna medida
llamadxs
Pancho Misterio


***

Voy conduciendo un vehículo imposible,
descapotado
está mi organismo
ejerciendo la más desoladora presión
sobre el pedal acelerador
con el objeto de avasallar esta carretera
pneumática
donde la tierra se chupa los carteles
por pura diversión
y la sed
es la compañía de los lunáticos
que me acompañan en forma de recuerdos,

voy cruzando pueblos
cuyos rumores resuenan como
los teléfonos de una oficina vacía,
sus nombres se ocultan en el calor de las nubes bajas,

esto se llama simplemente desierto de los labios partidos,

voy dejando atrás el Chile de mi época,
los transigentes que militan
en el olvido, los bares
de 10 de julio donde tantas veces disparé
la escopeta de Carrera
sobre mis ñatas inexpresivas gritando
tembloroso
los sofismas del mundo antiguo,

atrás queda Arturo Prat y Chillán Viejo,
las patas de los caballos,
Vega Chica, Collico,
avenida Macul, Cementerio Metropolitano, mall Plaza Vespucio,

voy estirando una línea redonda
que se asemeja demasiado a la navaja
de un suicida, la pesadilla de un
profesor francés
quien leía por las tardes
los poemas de Roberto Bolaño
y temía desfenestrarse a sus cincuenta años
después de matar a su esposa "sin querer" como él mismo habría afirmado,

horrores de la superficie
cuando te das cuenta que el polígono es un fractal
y que los números no se pueden contar,
así como tampoco se puede hacer
una quiromancia del pueblo
por más que quieras advertir
las próximas masacres a la clase,

voy escupiendo las cervezas
de mis juventudes
conforme embrago y jalo
la palanca de cuarta a quinta
y de quinta a tercera, sólo por joder
el motor, sólo por oír una sinfonía mecánica
del combustible,
exigiendo a los rodamientos lubricados
que cesen su funcionamiento de golpe
y me dejen igualmente estirado sobre esta infinitud
como esos millones de perros devenidos envases o monedas de la suerte,

nervadura de chacales,
crema de manos de los pastores extraviados,

voy quemando cigarrillos innobles del contrabando,
quemándome los bigotes y las sienes, aspirando
un aire marino entre dos
cordilleras como dos pilares
de un pantheón sin dioses, ya no hay nuevas dijo la poeta Elvira,
en este siglo en que el periodismo es
el ejercicio de repetir lo siempre igual,

voy adelantando kilométricos camiones
que otrora hubieran contribuido ampliamente
al derrocamiento de la Unidad Popular,
confabulados con los gremios agrícolas, con las patronales
del comercio, con los estudiantes católicos, con las amas
de la clase alta, subvencionados por
la inteligencia de
un país que no tiene nombre propio
y que ha usurpado simbólica y materialmente
a todo un universo por más de doscientos años,
van estos camiones a las zonas francas, a los puertos,
a movilizar la mercancía, a exportar
el cobre o el pino, a llenarse de
fabricaciones chinovietnamitas, encadenados
sus niños a la tintura de nuestros cabellos tristes,

voy olvidando algunas cosas
en la medida que baja la noche y no dejo de acelerar,
a veces miro por los espejos
y durante varias horas no observo un solo ser
vivo, una sola máquina, no hay nada
más que el pavimento y yo
rodando
entre el suelo y el cielo, una bandada
de pájaros antárticos me pareció ver, pero
a estas alturas puede
que sea sólo producto del sueño,

voy entrando en otras tierras, el cielo se torna azul,
lila,
celeste nuevamente, después rojo,
crimson, arde
el cielo
como el mar de Solaris
como Venecia inundada por los cadáveres del mediterráneo,
y
mi velocidad se confunde con la sangre de los dioses,
estoy dentro del mundo, finalmente
lo he logrado. Ya no hay
líneas que dividan lo existente.
Estamos juntas, hermanas,
hermanos.

jueves, 8 de septiembre de 2016

Carta a la juventud latinoamericana

Hermanxs de clase y de leche

Hemos sido empalados
al interior de las vigas de los hormigones
durante demasiado tiempo
Nuestras genealogías de la aceptación
demuestran unas voluntades demasiado débiles
frente a las aguardientes de los soldados de la corona

Mimetizáronse nuestros gobernantes
como apuestos imitadores de la eurolibertad
fraguada con la sangre de los sin pantalones y de
millones de mujeres asesinadas por su sabiduría

Guerrearon nuestros antiguos
lo hicieron con arrojo y con necesidad
de su resistencia estamos hechos
Mas también nos constituye el enorme yugo patriarcal
que es el cordón umbilical de la razón fascista

Los cueros de nuestros tambores son casacas de las yutas
neoimperiales que custodian con tecnología de Jerusalén
las amplias extensiones de Wallmapu Patagonia Amazonía
Pampa Costa Cerro y Valle

Las ruinas
monumentales
de nuestras ciudades
nos aturden el vómito y aceleran el jale
de la moral
entre gritos de niñas que extraviaron a sus gatos

Rugen motores como la voz nacional de la huelga
Un camión sale de la habitación cancelada
y lleva abordo una cantidad tan chancha
de cadáveres
que hace que todos perdamos el nombre con ellos

La jeringa del joven poeta se cae a la vera
Asume su posición de riesgo
la entrada de los granaderos al campus
Advierte el desangramiento de la filosofía
a través de la sistémica picana síquica
que dioda las fortalezas
del pueblo sin enseres
Huye a encontrarse en el primer piso
de una vivienda de los tiempos del desarrollismo
donde estarían los camaradas
que aún no hubieran sido apuñalados
Es de una lluvia impresionante la calle
y el escombro es parte
de nuestros interiores
toda vez que el miedo nos gobierna

Tomamos noticia del peligro
pero nos avivamos el baile pues no queda de otra

Salimos a la mar como niños cazadores
ejercitando el arte de discernir
Somos muchos y seguimos naciendo
El pensamiento se nos sale por los bordes ficticios del ego
En silencio juntamos la cortina del día y la noche
haciendo indistinguible mismamente
nuestros propios límites
Entonces estamos fuera del horizonte
totalmente expuestos
al arbitrio de nuestra delirante potencia

lunes, 29 de agosto de 2016

Un poema brillante para el inicio de la primavera

Nosotros

Eramos la reencarnación de un pasado oscuro
así que nuestro presente siempre se sintió como una primavera
y el porvenir
como un soleado verano
negamos el futuro pero en el fondo eramos todos unos cristianos
quizás no de un paraíso pero si el de un viejo que pintaba las flores de un estanque con pinceladas rápidas

Estábamos enamorados
todos
todos juntos
incluso el más solitario y hostil
crecía en el la eternidad del universo,
eramos cochinos
ladrones
y hermosos mentirosos
es que ya conocíamos la oscuridad
el miedo fue nuestra familia

crecían flores en el desierto
crecían arboles en la nieve
el mar llegaba hasta la puerta de la pieza y la tierra se abría quien abre la ventana
el miedo es nuestro padre
los problemas los llamábamos sorpresas
los problemas nos disparaban por la espalda
llenaban el pupitre con sangre y acidez de lacrimogena
llovían piedras y entraban por la ventana junto con agua de wanaco
pero estábamos enamorados
todos
todos juntos.

jueves, 16 de junio de 2016

Karate construcciones.

Se reconoce que los constructaures de CookarCon, son de los mas duros luchadores cuerpo a cuerpo que podrás encontrar en la ciudad, digamos que son muy buenos constructores también, profesionales en su pega, prolijos y serios.  La Cooperativa Karate Contrucciones, nació en primera instancia como una idea política. Dentro del precario y maquinado sindicato de una megaconstructora de edificios altos en la ciudad. Como no podían hacer talleres de formación política, decidieron entrenarse para no perder en el trabajo la capacidad física. Rápidamente ambas instancias se empezaron a mezclar, comenzó todo con rompimientos de tablas, las que efectivamente fueron utilizadas en la construcción.  De ahí en adelante había un grupo de trabajadores que se dedicó a entrenar en horario laboral. Como eran muy eficientes los bandos medios quedaron muy contentos con la nueva actitud productiva de los trabajadores karatecas.
Sin embargo al pasar el tiempo fueron muchos los trabajos esporadicos que conseguian por fuera de la empresa, esta independencia conllevo a la organización de la Cooperativa Karate Construcciones.
Construyeron muchas casas en el litoral central, solo usando un martillo grande, para clavos menores de 3 pulgadas usaban solamente las manos, otra herramienta era un serrucho corto, con el que marcaban el corte que finalmente terminaban con un certero u potente golpe de mano. Se diferenciaban por experiencia usando distintos colores en los cascos seguridad, blanco para los principiantes, amarillo y naranjo. Luego el casco azul que se le otorgaba al que era oficialmente miembro de la coorpeativa, verde, morado, cafe y negro.

martes, 24 de mayo de 2016

ñañame

ñañame

una historia poco conocida acerca de la participación del vergonzoso ejército de Chile en el proceso de postindependencia del Camerún me fue relatada por un militar guatemalteco que conocí en una discoteca de música cubana en pleno barrio cívico -el distrito londinense- de Hong Kong

según su relato, para 1981 el gobierno independentista de Ahmadou Adhijo había implantando una economía liberal en todo el Camerún, basándose principalmente en el agro: el cocoñame en la costa, el tabaco en la montaña, y el maní en las planicies meridionales del lago Chad, al norte del país

el poderío armamentístico de la república era insuperable, pero con el paso de casi dos décadas una decena de las más de 200 comunidades tribales se habían levantado en armas por todo lo largo y ancho del país, no pocas de ellas apoyadas desde el extranjero por lo que el uniformado guatemalteco llamó comunismo internacional

ante la inminente caída del gobierno, Adhijo acudió a la sede de las Naciones Unidas en Nueva York para pedir refuerzos internacionales, consiguiendo que varios contingentes de los cascos azules se apersonaran en Yaoundé, la capital, pero también en Maroua, al norte, e incluso por el sur, en Ebolowa

algunos ejércitos financiados por la Central Inteligency Agency de los Estados Unidos de Norteamérica enviaron asimismo tropas para defender "la república" liberal, dejándose caer un contingente chileno en la costera ciudad de Limbe

la llegada del contingente chileno se remonta a un suceso acaecido dos años antes, cuando el recién asumido dictador de la Guinea Ecuatorial, Theodore OBiang, visitaba en Washington la sede del banco Riggs junto a su esposa, Constancia Mangue

esta señora tuvo la ocurrencia de cenar sola en un lujoso restaurant en el distrito de Silver Spring, Maryland, la antigua zona financiera de la capital estadounidense, percatándose, mientras saboreaba su filete mignón, de la entrada al lugar una pareja muy elegante rodeada de varios guardaespaldas

se trataba de Augusto Pinochet y Lucía Hiriart, que habían acudido a la ciudad en misiones similares, internando valores de dudosa procedencia en el banco Riggs y viviendo el lujo estadounidense aunque apenas hablaran inglés

la señora Mangue se llevó una muy buena impresión de la pareja y organizó para el día siguiente que OBiang y Pinochet almorzaran juntos en el restaurant MySweetPrince, a pocas cuadras de la sede del Fondo Monetario Internacional, sin prensa, encuentro donde se dejaron invitados el uno al otro a conocer sus respectivas dictaduras, pese a la repulsión que causaba en la señora Hiriat el hecho de que la pareja africana tuviera la piel negra

de regreso a Malabo, OBiang se enteró de la guerra de guerrillas que se estaba gestando al este del Camerún, a pocas millas náuticas de su palacio de gobierno, y supo que varias plantaciones que coadministraba junto a latifundistas alemanes en los alrededores de Tiko habían sido tomadas por el nuevo Ejército Popular de la Ambazonía, zona dominada por los ingleses desde el tratado de Versalles, pero donde muchos intereses alemanes habían sido respetados tras la disolución del imperio teutón en 1917

este ejército popular proclamaba el socialismo en cada ciudad que liberaba y se alimentaba de armas y contingente cubano que huía de la anarquía angoleña

el pequeño ejército de la Guinea Ecuatorial envió algunas tropas a Buea, que fueron apoyadas por un destacamento del Ejército de Chile enviado directamente por Pinochet para defender los intereses de su "amigo personal", el señor OBiang

este destacamento viajó en un avión Hércules de la fuerza aérea chilena, aterrizando en la capital guineana la segunda quincena de enero de 1981

se trataba de una veintena de conscriptos de entre 17 y 20 años, más bien flacos y bajos, particularmente blancos, comandados por tres militares de mayor rango, vestidos con boinas negras, que se hacían llamar, justamente, boinas negras, es decir lo que se conoce como comandos

ningún conscripto hablaba inglés, y sólo dos de los comandos, así que junto a ellos viajó una señorita de apellido Malache (se pronuncia malach) que ejerció las funciones de intérprete español-francés

tras dos noches en Malabo, donde abundó el licor de ñañame y donde más de un conscripto conoció las amplias vaginas de las prostitutas africanas, los valientes soldados se embarcaron en un lanchón de madera bautizado como Belle Michelle, primeras y últimas palabras francófonas que la señorita Malache vio o escuchó en la hispanohablante Guinea

las 18 millas náuticas que separan a Malabo de Limbe fueron recorridas por la Belle Michelle en algo así como dos horas. el desembarco en Limbe no fue especialmente glorioso y mucho menos lo que siguió, ya que el destacamento fue prácticamente abandonado por los funcionarios guineanos que los habían acompañado

sin saber qué hacer, el comando de mayor rango, Capitán Korpaski, envió a la señorita Malache a preguntar a los negros del muelle dónde podían refugiarse. lamentablemente el francés académico de la señorita nada tenía que ver con francés mezclado con alemán, inglés y quién sabe qué otros idiomas africanos que hablaban los lugareños, y sólo pudo obtener una dirección en la que caminar, dirección hacia la cual los negros apuntaban al escuchar la palabra ejército

los conscriptos provenientes principalmente de poblaciones "callampa" del gran Santiago aguantaron sólo un par de horas caminando bajo el aplastante calor ecuatorial, asimismo la señorita Malache. alegaban, además, que la caminata no tenía sentido, pues nadie sabía a dónde dirigirse

los boinas negra en todo caso obligaron al grupo a continuar la marcha. iban por un camino de tierra roja rodeado de una espesa selva verde. al cabo de dos o tres horas encontraron lo que les habían prometido los lugareños, un cuartel del ejército camerunés

esta vez la señorita Malache logró entenderse con los militares, quienes se mostraron muy sorprendidos con la ayuda recibida desde Sudamérica, y enviaron al destacamento a cuidar un puesto de una carretera secundaria casi sin circulación en Moliwe

sin demasiados cuestionamientos el destacamento cumplió funciones durante dos o tres semanas, en las que apenas cruzaron el puesto unos cuantos arrieros de la zona, mujeres cargando frutas, nada que los conscriptos consideraran digno de preocupación

además de los camarotes, el puesto de carretera contaba con una amplia sala de estar, una especie de quincho al aire libre que tenía una radio y una televisión conectada a un satélite con la que se podían sintonizar las transmisiones de Eurovisión

el día 19 de febrero a las 4am uno de los conscriptos se aburrió de escuchar música francesa en la radioemisora del gobierno camerunés y, tras apagar el radiosintonizador, procedió a encender la televisión, encontrándose para su sorpresa con un Camilo Sesto en pleno apogeo de su carrera, presentándose en el festival internacional de la canción de viña del mar, certamen que estaba siendo transmitido por primera vez en su historia por Eurovisión

apenas pudo contener la emoción. fue gritando a los camarotes donde al principio no le creyeron pero al rato la mayoría de los chilenos presentes estaba frente a la televisión, siguiendo la transmisión que duró hasta entrada la mañana

esa misma mañana apareció frente al destacamento chileno un contingente de negros africanos y cubanos dispuestos a la batalla. la mayoría de los conscriptos se encontraban durmiendo y la señorita Malache terminó dialogando en español con un agradable militar guantanamero

los conscriptos se levantaron aunque no estaban preparados para el combate, pero los tres comandos quisieron dárselas de héroes y atacaron por la espalda a algunos cameruneses, logrando herir a dos, pero sin éxito, resultando muertos cada uno de una decena de disparos de metralleta, quedando el cuerpo del capitán Korpaski mutilado en la tierra

los conscriptos no supieron defenderse, por lo que el ejército popular procedió a desalojarlos e incendiar el lugar, para luego retirarse con la señorita Malache, dejándolos solos en medio de la selva sin saber qué hacer

como no tenían comida, empezaron a caminar buscando frutas, pensando en  dedicarse a la caza, pero a pocos kilómetros de selva encontraron un extenso humedal lleno de camarones, con los que se alimentaron durante semanas, durmiendo en sus carpas de campaña

durante una mañana en la que recogían camarones a destajo, apareció en la bahía una balsa tipo zodiac del ejército camerunés que los envió de regreso, primero a Limbe, y luego a Malabo, donde fueron obligados a trabajar como obreros durante varios meses para ahorrar dinero para comprar sus pasajes de vuelta a Chile, vía París

así es el capitalismo, les explicó OBiang cuando los fue a despedir al aeropuerto, regalándoles a cada uno una botella de licor de ñañame y una medallita de agradecimiento por los servicios prestados a la patria

domingo, 22 de mayo de 2016

(Experimento sin titulo)

((Chiquillos metanle mano a este texto, modifiquenlo, cambienlo y agregen detalles. Hago algunas sugerencias))

Escondido en un refugio para fotografiar aves, fue testigo de un fenómeno del que nunca fue advertido, ni por libros, ni por videos, ni por anecdotas. Frente a su cámara había una orgía de aves en su mayoría patos de collar, pero además habían (monto inserta acá una colecion de fauna).  Ante el espectaculo decidió fotografiar de cerca, como supuso los animales no se alteraron, es más comenzaron  rodearlo a hacerlo parte. Dejó caer su cámara por el acantilado y se desnudó, rodeado de plumas y graznidos.

De pronto su impetú sexual se volvió cosmico, magnanimo. Supo que el fenomeno en cuestión era la naturaleza masturbandose, sintió el el regocijo de la auto caricia planetaria.  Pero en una chispa de ego y de autoconciencia desidió participar de forma más activa y querer derechamente culiar con la naturaleza. Dejose llevar en esa intensión y pentrar el aire, mover la pelvis ritmicamente y pasearla por el barro, estirar los dedos y sentir que los patos le golpeaban cada vez mas energicamente.  Sintió la copula, sintió en su pene la caricia del planeta ,del  sistema solar, de los bosques, de las hormigas, de los bichos. (Agregar acá cosas grandes y pequeñas)( y mas detalles en lo sensorial sexual)

Sentía todo oficinista un goce inexplicable, por algunos segundos, la luz del planeta se volvio amarilla y algunas personas se besaban sin razon, sin conocerse, sin motivos, (agregar acá efectos de que la naturaleza se pegue un culion)

Sentía el mismo como era penetrado al mismo tiempo que pentraba. agarado de un pato que extacioado moria afixiado eyaculó sobre el acantilado. El orgasmo le hizo explotar y convertirse en una honda de orgón que atravesó el universo expandiendose.
sobre su semen derramado creció una flor que sobrevivia ennese y solo ese acantilado.

Nadie le extrañó




domingo, 8 de mayo de 2016

seminario

yo era chico poh weón, tenía 16, 15 años, estaba en un liceo contable. mi sueño de toda la vida era ser marino, no sé por qué, no sé qué me imaginaba pero quería ser marino, así que fui a postular a la armada. no quedé. yo te resolvía las matemáticas, el álgebra, algunas ecuaciones, era seco pa los porcentajes, pero en geometría me fue pésimo y no quedé. ahí fui a hablar con el Profe de matemáticas del liceo, le expliqué y él comprendió, me quiso ayudar. fui conociendo al euclides, al pitágoras, tirando rectas, compases, reglas, harto lápiz mina, harta hoja blanca. a fines de 1983 fui por segunda vez a dar el examen en la armada de chile. todo chupao poh weón, si había estado un año entero estudiando pa dar ese examen. los resultados los tiraban una semana después. los ponían en las estaciones de metro, unas listas largas donde había que encontrar el nombre de uno.

metro Neptuno. no tenía mucha esperanza así que miré la lista sin encontrarme y me empecé a ir, decepcionado, pero me encontré con el hermano de mi cuñada que también había dado el examen, nos devolvimos a mirar y él me encontró, aquí estai poh weón, me decía, y estaba justo al medio del listado, bien perdido entre todos los demás. él no quedó, yo sí. tenía que presentarme dos días después en el departamento de no sé qué cosa de la armada en calle Ecuador, estación central, a las 6.30am, nos iban a embarcar a la isla de quiriquina.

yo siempre he sido muy apegado a mi mamá, pero ella se ha aprovechado de mí. imagínate un cabro de 16 años que se va a embarcar, lleno de ilusiones, en la gloriosa armada de chile, estaba feliz, asustado pero feliz. me levanté a las 4am, me duché bien duchando, me afeité aunque casi no tenía nada que afeitar, armé mi bolso y a eso de las 5am fui a despedirme de mi mami. ahí te digo que se aprovecha de mí porque me dijo: me vai a dejar botá, me vai a dejar sola, te vai a ir y me vai a dejar sola. nos pusimos los dos a llorar. me saqué los zapatos para meterme en su cama, junto a ella. ese olor que hay en la cama de la madre lo atrae mucho a uno. nos abrazamos para dejar de llorar, y nos despertamos ya entrada la mañana. en mi mente decía que era un favor que le hacía a mi mamita, no sabía bien qué pensar.

uno o dos años después me tocó hacer el trámite del servicio militar. fuimos una tropa de cabros del liceo contable. estábamos pasando a quinto medio, año extra que hacíamos en la escuela para salir con el título de profesional (no técnico) de contador, eran unas tremendas colas. cada uno llevaba el papelito del liceo para sacarnos el servicio, pero en medio de la cola dijeron por altoparlantes que necesitaban voluntarios para el regimiento de coyhaique. yo me acerqué a un milico que había por ahí y le dije: mi cabo, ¿dónde queda coyhaique? al sur, me dijo. ¿y en qué se va pallá? en avión, en un hércules, me dijo. yo lo más lejos que había ido era a cartagena, en bus. entonces apareció un militar de más rango y nos gritó: vamos a hacerla cortita, voluntarios para coyhaique den una paso adelante. cerré bien apretados los ojos, y lo di.

a mi casa llegué diciendo que me había ido mal, que pese a los intentos no me había podido sacar el servicio. le mentí a mi mamita diciéndole que me iba a tener que ir a coyhaique como si me diera pena. pocos días después el viaje en el hércules, weón, a toda raja, fascinao. en coyhaique nos mandaron al regimiento y lo típico, nos pelaron, nos sacaron la chucha, nos tenían pa los mandaos, todos los pelaos de pérkines. me preguntaban de dónde era y cuando decía pudahuel más me pegaban, por comunista, como si en pudahuel fueran todos comunistas. nos habían estado pegando como 4 días cuando llega un teniente a decirme que yo era el pelao con más estudios de la sección, que no podía dejar que me estuvieran tratando de esa forma, que mejor postulara a una tropa nueva que se iba a armar, con poquita gente, en él área de logística, lo que incluía adquisiciones, enfermerías,  alimentación, una cachá de tonteras. ya poh, postulé y como tenía mis estudios en contabilidad, me dejaron en la enfermería, cosas sin mucho sentido que pasan en el mundo militar.

hicimos los cursos de primeros auxilios, de vendaje y entablillamiento, torniquetes, respiración boca a boca, reanimación, yesos, todas esas weás. fácil. y ahí me quedé parado en la puerta del regimiento, porque lo primero que hay en ese regimiento es la enfermería. llevaba como dos o tres meses en esa cuando aparece sin previo aviso el general. cómo que qué general. apareció el general y todos tuvimos que formarnos y presentarnos frente a él. el viejo saludada muy tranquilo. se fue con los capitanes pa dentro. para nosotros no era el presidente de la república si no un general más, el de mayor rango, nos teníamos que comportar de acuerdo al reglamento y punto, sin comentarios.

al tiempo llegó a la enfermería un capitán que me tomó mucho cariño, era de la sección de música. como era capitán, era el guaripola. me costó varias semanas convencerlo pero finalmente me empezó a enseñar a mover la guaripola, los movimientos básicos, por delante y por detrás, a los costados, los ángulos arriba y abajo, la marcha levantando las piernas. todo. a los meses tocó mi primer desfile como guaripola, una cosa interna sí, desfilando por el regimiento. venían de Santiago unos generales y se armaba un desfile para ellos. mi capitán me había mostrado algunos movimientos secretos con la guaripola, enseñanzas que eran para mí no más, no para mostrarlas, movimientos prohibidos para un soldado conscripto como yo. pero no me aguanté. al pasar frente a los generales me llené los pulmones y lancé la guaripola por los aires. salió perfecto, muy bien, aplausos, se acabó el desfile, cero problema. mientras me cambiaba de ropa llega otro pelao y me dice: lo esperan urgente en la comandancia. cuando llegué estaba mi capitán y los generales. uno de los generales me preguntó: ¿usted cree que el ejército es un circo? entonces mi capitán me tomó por la nuca y apoyó mi rostro contra una mesa. me sobó durante algunos segundos la parte de atrás del cuello para luego golpear con su palma tan fuerte que me dejó casi inconsciente: el "parche rojo". me costó como un minuto revivir, pero ya me estaban llevando a una celda, de uno por uno, sin luz ni comida. no me dijeron nada por tres días. al cuarto día se abrió la puerta y volví a mis funciones. nunca más tomé la guaripola.

pero a pesar de ese incidente me iba bien, los capitanes me querían, tenía buenos amigos, se empezaba a formar en mí un sentimiento de dulce amor por mi patria, por mi bandera. ahora que lo veo con la distancia, creo que me fui enamorando de chile, no sé muy bien de qué, de la bandera en particular, empecé a sentir un gran amor por la bandera.

seguía en coyhaique cuando fue el terremoto de marzo de 1985. no había teléfono para los conscriptos y no pude hablar con mi mamá hasta septiembre de ese año. estaba bien, a la casa no le había pasado nada. ninguna baja en la familia. ya a finales de año empezaron a haber protestas. a veces nos levantaban a las tres de la mañana porque unos pelagatos estaban levantando barricadas en coyhaique. poca gente, protestas de 100, 150 personas. ahí empecé a conocer a los perros. nosotros íbamos a la protesta porque la mayoría de los protestantes escapaban apenas llegábamos, pero estos perros llegaban con los fusiles cargados, con la bala pasada, apenas se veía la gente a lo lejos empezaban a disparar, decían que salían a cazar comunistas. los comunistas nos gritaban, decían que estábamos como weones, cagaos de frío mientras a nuestras mamás y a nuestras hermanas se las culiaban en santiago, y uno era pendejo, entonces esas frases dolían.

a fin de año mi capitán me dijo que se habían abierto las postulaciones para la escuela de suboficiales, en santiago. postulé con una carta de recomendación de él donde decía expresamente que no me pasaran nunca una guaripola. fui pa santiago con la esperanza de ver a mi mamita, pero estuve un año entero encerrado, nunca pude ir a ver a mi familia. me hicieron un curso de comando. en sólo un año saqué el título de soldado profesional y de comando del ejército de chile. cuando se acabó, estuve en la casa con mi mami seis días, después altiro de nuevo arriba del hércules camino a coyhaique.

ahora me mandaron pa la frontera. no me acuerdo cómo se llamaba el sector, pero éramos 4 giles al lado de acá, después una reja, y cuatro argentinos al otro lado. todo cubierto de nieve. nos sentábamos en unas sillas y mirábamos a los argentinos, que se sentaban en sus sillas, mirándonos. en las mañanas cantábamos el himno nacional tan fuerte que ellos pudieran escucharlo. ellos también lo cantaban a todo grito y hubo una época incluso en que cantábamos los himnos al mismo tiempo, todos gritando himnos nacionales en la frontera, una cosa medio surrealista.

un día estaba mirando al argentino que estaba al otro lado de la reja y de pronto le dije: eh argentino, tienes mate?, y el argentino me respondió: tenés tabaco? intercambiamos por sobre la reja en lo que el argentino llamó una operación de comercio internacional. de a poco empezamos a intercambiar casi todos los días, a conversar, a hacernos amigos. un buen día viene y me dice que los generales de nuestros ejércitos estaban en las ciudades capitales tomando whisky mientras que nadie sabe que nosotros estamos allá, ni siquiera nuestras mamás sabían que estábamos ahí. decía que podríamos por ejemplo mover la frontera cien metros para un lado u otro y nadie se enteraría, nunca se sabría. hubo un día en que éramos especialmente amigos, teníamos muy buen feeling, la estábamos pasando bien con la conversación, cuando el argentino me dice: esos generales del whisky podrían declarar una guerra, pero nosotros ¿qué vamos a hacer? yo le dije: si mi general declara la guerra voy a cargar mi fusil y voy a disparar, a ti es al primero que voy a matar. el argentino no lo podía creer, abrió tremendos ojos y no respondió nada. en adelante casi no conversamos más, pero seguimos haciendo comercio internacional.

fue un 11 de septiembre en el regimiento de coyhaique. se armó tremenda comida en el casino. cóctel, vestidos de gala. pusieron una pantalla y todos obligados a mirar por enésima vez las imágenes del bombardeo a la moneda. le decían el día de la libertad o algo así. vimos las imágenes varias veces porque habían pasado pocos meses desde el atentado al general. por ahí se acaba el vídeo y un capitán dice: ¿alguna pregunta? yo nunca quise hacer un comentario político. me puse de pie, me acomodé la chaqueta. primero dije que la moneda es la representación del estado de chile, que debemos defenderla con orgullo y valentía, especialmente defender la bandera, y en las imágenes se ve una bandera ardiendo en medio del bombardeo. ¿acaso no había comandos que pudieran haber entrado a sacar las banderas antes de bombardear el edificio? algo así como sacar a chile de la construcción para bombardear el edificio sin bombardear chile. me parecía inaceptable que las fuerzas armadas hubieran estado dispuestas a quemar banderas chilenas.

estaba como ciego mientras hablaba. no sé por qué lo dije, ese amor que le tenía a la bandera. me iba a sentar al finalizar mi alocución, pero sentí que me tomaban por los brazos. me sacaron arrastrando frente a la mirada de todo el regimiento vestido de gala. directamente a un calabozo, donde me dieron lumazos y me desnudaron. me amarraron los pies y me colgaron boca abajo. luego me descendieron en un barril con agua, lleno de mierda, orines, comidas podridas de días anteriores. normalmente te dejan un minuto, pero como yo había hecho el curso de comando, me dejaron dos minutos.

me levantaron de nuevo casi inconsciente y me dejaron caer al suelo, caí desde unos dos metros de altura directamente con la nariz al suelo, quedé inconsciente no sé cuánto rato. después empezó el desfile. venían llegando cada vez más borrachos, pasaban del casino, me pateaban un rato y se iban. se ensañaban especialmente porque yo tenía el curso de comando, me decían que en pudahuel todos son comunistas, que me iban a matar. hacía mucho frío, y me tenían desnudo. en eso llegó un amigo, otro cabo que era como mi partner. el capitán le preguntó si era amigo mío y él afirmó que sí, entonces le pusieron una pistola en la cabeza y le preguntaron si iba a obedecer las órdenes. también dijo que sí. trajeron una maquinita con unos cables y mi propio amigo me amarró a un catre, me conecto los cables en los testículos, en la uretra y en el ano y me fueron aplicando electricidad. estuvieron en eso una hora, u hora y media, mientras entraban otros a escupirme en la cara, o a darme en los genitales con lumas. con una de esas lumas trataron de meterme el cable dentro del recto pero se electrocutaron a sí mismos y desistieron. siguieron con los golpes hasta que caí desmayado.

desperté a la mañana siguiente, desnudo en el suelo de tierra de la celda, el cuerpo me dolía por todas partes, tenía la nariz fracturada o quebrada y apenas podía moverme. me vistieron de civil y me subieron a un jeep, que me llevó de nuevo a un avión hércules. en santiago me dejaron en la gran avenida, cerca de la fuerza aérea, comuna de el bosque, creo, no sé en qué sector muy bien, estaba desorientado y apenas me podía mover. ni un peso en los bolsillos, el puro el carnet de identidad. solo en la calle a las 10 de la noche. los recuerdos son confusos, caminé, no sé cuántas horas, hacia el norte. en algún momento alguien me subió a un auto y me dejó en la alameda. creo que me quedé dormido en una plaza por pajaritos, pero seguí caminando, y al amanecer, o más tarde, llegué a la casa de mi mamá.

estuve como un año recomponiéndome de las heridas, especialmente de la fractura en la nariz, apenas podía comer, estornudar o toser me provocaban tremendo dolor. en la posta no me atendían porque no tenía ningún sistema de salud. estuve como 6 meses en cama, mi mamita me cuidaba. me decía que nunca debí haberla dejado sola. yo sentía que tenía razón, llorábamos mucho. finalmente un día me levanté y decidí cambiar mi futuro. me fui caminando a duras penas pa la plaza de armas, en el centro: entré en la catedral y pregunté dónde inscribirme en el seminario.

pd. unos años después, en pleno estación central, yo con sotana, me encontré con ese gran amigo que tuvo ocasión de electrificar mis testículos y uretra. me dijo que había hecho eso por nuestra amistad. yo lo miré con rencor, así que me explicó que, según su lógica, si no obedecía lo habrían torturado a él también, o incluso asesinado, y si él no hubiera estado en el resto de mi tortura, me podrían haber matado. o sea: decidió torturarme él para que no me torturaran hasta la muerte. ese tipo de amistades, dijo, son las de verdad. y como buen religioso, lo supe perdonar.

domingo, 1 de mayo de 2016

El abuelo que saltó por la ventana y se largzzzzzzz


Los suecos se creen el hoyo del queque, conchetumare. se hacen los santitos recibiendo exiliados de todo el mundo pero no se hacen siquiera algún drama vendiendo armas de fuego, tanques y misiles a cuanta guerra azote a la humanidad. por si fuera poco, este cerdo de jonas jonasson (que es como llamarse Martín Martínez, o sea, sus papás son unos hijos de puta) viene y hace famosa una novelita donde el protagonista dice haber sido indispensable para desarrollar la bomba atómica en la base de Los Álamos el 43, en un submarino soviético en el mar báltico el 48 y en Indonesia en 2005. como si la creación de la bomba atómica fuera una anécdota más de la historia del siglo 20. no contento con esa brutalidad, habla de roosevelt, de harry truman y de nixon como personas razonables, agradables y hasta simpáticas, y de stalin, kim il sung, kim jong il y mao tse tung como una tropa de imbéciles incapaces de controlar su ira y su estupidez. en internet dicen que la novela policial sueca es prácticamente un nuevo género, y está bien, los suecos pueden hacer lo que quieran con su sociedad, entretenerse con las idioteces que gusten, así, no tengo ninguna queja contra las novelas de la trilogía millenium de stieg larsson, que parecen adentrar en los horrores profundos de la sociedad escandinava, cuyo relato, aunque excesivamente largo, es entretenido y fácil de leer, una lectura entretenida. jonasson hace lo mismo que larsson, escribe una irreprochable y entretenida novela policial en la Suecia actual, tiene algo de humor y se lee rápido. pero aburre con la historia de la vida de este abuelo, es inverosímil que un sueco sin preparación haya conocido personalmente a la mayoría de los líderes mundiales del siglo pasado y haya influido "sin proponérselo" en el fin de la Segunda Guerra Mundial, en la victoria del comunismo en China, en la caída de la unión soviética. en todo caso, que sea inverosímil me da lo mismo, lo que da para odiarlo es que desde la comodidad de su casita en Suiza al borde de un lago venga a darle lecciones acerca de cómo valorar el mundo. que deje de poner la guerra en primer lugar y empecemos a conversar. mientras el asesinato de millones de personas sea una anécdota graciosa en la vida de sus protagonistas (el personaje durante 12 años fue informante de la CIA en el programa nuclear soviético), desde la racionalidad le diremos: métete tu novela por el culo, sueco culiao.


lunes, 18 de abril de 2016

La ilusión del cielo está diseñada para invisibilizar el ciclo de rencarnaciones, para cultivar el olvido de los derrotados los que ejercieron poder. Se autoconvensen de merecerlo, pero más importante es lograr que la memoria de los derrotados quede olvidada, congelada par el ciclo de las reencarnaciones, que los fantasmas sigan penando y nunca se resuelvan. Que jamás se den cuenta que no es la primera vez que mueren.



jueves, 14 de abril de 2016

dejar de sentirse chileno

una gorda de cien kilos
¡con síndrome de down!
se está columpiando a toda velocidad
yo la vi desde la micro
aquí a la vuelta
en plaza victoria
la maniobra es evidentemente peligrosa
el columpio hace casi 180 grados
y yo en la micro
el heladero vendiendo sus helados
los niños jugando alrededor
y la gorda cada vez más rápido
¡se va a matar!
¡se va a morir!
¡manso accidente!
pero voy atrasado 
no me voa bajar a ayudarla tampoco
no somos así los chilenos
la micro sigue
la pierdo de vista
sólo espero algún día
dejar de sentirme chileno

viernes, 8 de abril de 2016

Álbum de Valparaíso

Por esos días, febrero de un año impreciso, yo me corroía vendiendo principalmente libros de autoayuda en una cadena del retail, cuando mis amigos, la Rosana y el Folio descubrieron a John Seymour.

Podríamos decir que ese suceso terminó por consolidar el proceso de saturación en que nos habíamos visto envueltos después de caer en cuenta de la reiteración de errores que hasta entonces llamábamos nuestra vida, esto luego de haber coincidido en la Escuela de Altos Estudios en Producción y Reproducción de Sentido Dominante, y asumir que nuestra voluntad era opuesta a nuestras determinaciones.

Entonces todavía no conocíamos a la Sofía. Éramos tristes, pero teníamos sonrisas.

El Folio laburaba de cancerbero en unos chalés muy principales del Litoral de los Poetas y moría un poco cada noche cuando no vivía los más cuantiosos atardeceres entre las arañas y las últimas lepidópteras de los cielos nacionales. La Rosana no tenía trabajo ni estudiaba, sólo poseía una acumulación de excusas para posponer su alegría. Corría sí, chucha que corría la negra. Y algún artemarcial estaba practicando ahora; de puño era veloz y empleaba a su favor la mecánica, es decir, la física de los cuerpos en movimiento. Esto lo comprobamos -porque, amigos, es necesaria la práctica para entender el mundo- una noche que estuvimos en Valparaíso. Bañamos las tripas con vino clery en el plano y enfilamos hacia playa ancha por ese cerro que no sé cómo se llama porque no me sé el nombre de ninguno de los cerros de Valparaíso. Subiendo el mentado, hallamos un cuartel militar que adentro tenía una enorme estatua del general golpista y borracho, vil Merino. Al pasar los tres por el fuera del recinto, Folio principió a interpelar al policía militar que estaba de guardia, nunca insultándolo individualmente sino evidenciando su incorporación a una tradición masacradora del pueblo. El breve pelado hijo de facho pobre avisó a sus colegas y llegaron refuerzos. Folio y yo nos echábamos hacia atrás, gritándoles: "traidores de su hermano de clase y de leche", al momento que ellos abrían la reja supongo para detenernos. La ésta se quedó dando cara por nosotros sin decirles nada y los dos guardias marinos que dejaron sus posiciones por venir a restablecer el orden al espacio público hicieron paso de trote hacia la sombra donde nos habíamos parapetado con el Guatón de Las Hojas Tricolores. Mero la dejaron atrasito y la compa les hace zancadilla doble a los pailones, quienes quedan de bruces no sin antes rematarlos la socia con unas patadas en el abdómen y las ya clásicas en los cocos. Corrimos como no pensamos que podíamos correr, cerro arriba todavía. La guardia del cuartel ya había denunciado a los superiores y salía una Toyota Tundra de la Armada a buscarnos. Poco más adelante estaba la universidad de playa ancha y enfrente la escuela de arquitectura de la u de valpo. Recordé que una vez había estado allí, cuando el Nemesio perdió su cámara. La Rosana supo hacernos patita y caímos los tres a salvo en territorio académico. La yuta marina se dio unas vueltas y no cachó ná o mejor dicho cachó que nos metimos a alguna de las U y no quisieron wear más. Pero a nosotros dentro de la U ya nos habían cachado y capaz que eran los guardias que igual iban a llamar a los pacos. Me sonó que nos habíamos metido a la escuela de artes de la upla y recordé que había unos árboles muy piola donde los cabros fumaban pito. Hasta allí nos escurrimos siempre los tres con el propósito de enfilar entre los árboles y las panderetas hacia la playa que llaman de las torpederas, imagino que por la tradición militar de dominar el flanco sur de la bahía de la ciudad puerto, lar estratégico para todo propósito. Fue en ese movimiento que un imberbe con pucho en l'hocico y linterna de cana nos encandila las perlas y da curso al cuestionario:

-¿Quiénes son ustedes, son pacos, ratis?
-No pasa ná, hermano. Andamos escapando de los milicos que nos querían sacar la chucha.
-¿Cómo sé yo que no me están mintiendo?
-¿Y a todo esto vos quién soy, soy paco, rati?
-Soy el jefe de seguridad de la toma. Me llamo Ismael pero me dicen Moro.
-Wena Moro. Yo soy el Folio pero podís decirme Guatón, la ésta se llama Rosana y al guaño de ahí le decimos Evo.
-Wena cabros, ¿posta andaban arrancando de los milicos?
-HERMANO; POSTA.
-Aguante, ¿quieren matecito?

Poco nos duró la amistad con el securitario, pues al poco andar, en el intenso interrogatorio a que lo sometió el Folio, no sólo descubrimos que el socio era el único habitante de la toma en ese momento, sino que se trataba de un militante de las Juventudes Comunistas de Chile, partido sabidamente ultraderechista y moralesclavista. Al revelarnos esa información, sin mediar otro argumento, la amiga le soltó una suerte de llave que dejó al amaranto de bruces y quejándose en un lenguaje incomprensible, a la vez que nos retirábamos. La Rosana dijo que le hizo eso porque no era una persona inteligente, entonces era una especie de lección o aprendizaje forzado.

Esa noche tuvimos altercados de similares características: Con dos neonacis ebrios que despotricaron contra Mercedes Sosa a nuestro andaje; Con un pastor de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días; Con un actor que si no era Luis Gnecco se merecía las sacás de chucha por su estricto parecido, Con un ex ayudante de la Escuela de Producción y Reproducción que había acosado a más de una estudiante, y con quien fue particularmente eficiente nuestra compañera; Con un taxista oriundo de Antofagasta; Con un grupo de nihilistas que no dormían hace cinco noches; Con un funcionario en retiro de la gendarmería; Con un restaurador de iglesias chilotas; Además del diputado Boric y séis militantes de su partido, los cuales demostraron ser tan pusilánimes como estudiantes de derecho.

A la Sofía la vinimos a conocer tiempo después, pero de esto aún poco ha sido. Hoy es un día triste, aunque esa noche fuimos los bencineros más felices de toda la comuna, el alma llena de sangre, y una claridad impecable frente a los fenómenos, que nunca, jamás, podremos volver a componer.

martes, 22 de marzo de 2016

Lobisón

A Luis Rufino Santander desde chico que le decían Pinocho. Su padre era un precarizado gásfiter de la ciudad de Quilpué, era empeñoso pa la pega, si no había trabajo entre cañerías, llaves Stilson, teflón, gomitas rojas y negras, el viejo trabajaba en lo que viniera, carpintería, metiendo pala, chofer, soldadura al arco, pegando cerámicos, sacando palos, etc. Cuando escuchaba que alguien hablaba de Pinochet el viejo paraba la hilacha y decía: ¡Aer que asó comi compare! y es que el viejo era empeñoso pa todo, había tenido 7 hijos varones con la única mujer que había conocido en su vida y el padrino de bautizo del más chico era el mismisimo Augusto Pinochet Ugarte.

La única vez que lo vieron fue pal bautizo, en la capilla de La Moneda, lo único que recibieron de él, fue un apretón de manos, una foto que se exhibió por siempre en el living de la casa, una medallita de plata de la Virgen del Carmen que nunca se sacó el Luisito y un bono único de 150 mil pesos. Nunca más nada, nunca más lo vieron, nunca más pudieron contactarlo, pero siempre que podía el viejo se jactaba de ello, hasta de un parte se salvó.

Los Rufiños eran conocidos del barrio, todos pichangueros y buenos pa la pelota. El menos bueno era el tercero y no es que fuera malo sino que era medio afeminado y como se llamaba Gabriel de repente por webiarlo le decían  la Gabi en lugar de el Gabi.  Como había crecido entre puros hombres igual era bueno pa los combos, ademas que cuando te metiai con un Rufiño saltaban todos.  El papá nunca acepto que a uno de sus hijos le gustaran los hombres y siempre lo negó, a la mamá  siempre le dio pena y vergüenza, al mayor le daba rabia, pero era el primero en defenderlo a combos.

Al primogénito  le decían Jochico pa diferenciarlo del Jorge grande, por eso se sentía como un segundo papá.  Igualmente bueno pa la pega y rápidamente se hizo cargo de llevar pan a la casa,  era medio bruto, pero le gustaba hacerle regalos a los cabros. Un día le trajo unos chuteadores al segundo más chico que era un prodigio de la pelota, estuvo en escuelas de fútbol y siempre ganaba los partios del colegio, pintaba pa profesional el cabro, era la estrella de la casa en su tiempo,  después se anduvo con malas juntas y se perdió por un rato, pero nunca tanto como el Canuto, que era el segundo.

Ese weon estuvo hasta preso por pasar unos billetes falsos y ahí descubrió "la verdad" y se volvió un hermano, con eso no se le quitó lo tramposo.  Siempre fue tramposo pa los juegos y tránsfugo en la vida, le gustaba la plata fácil y era pillo pa puras maldades.  Trato de convencer a todos de la verdad, pero la mamá siempre le recordaba que eran católicos, que por eso ellos eran compadres de un presidente de la república. Al que casi logró convencer fue al cuarto, pero ese encontró una verdad diferente, tenia buena oreja y se puso rockero, formó su banda y tocaba en los tiempos libres, le decían el Jim, por Jim morrison, pero si bien el respetaba a los doors era más Heavy, de black sabath o AC/DC. Se puso a trabajar de chico pa comprarse guitarras,  pedales, este se llevaba super bien con su hermano directamente menor que era el único con el que se podía tener una conversación decente.

Al Chaplin le decían así porque una vez lo pillaron viendo una película en blanco y negro, no era de Chaplin, pero lo importante era webiarlo. Era raro porque siempre pasaba metido en libros, a pesar de eso también era bueno pa la pelota, era que era estudioso, aplicado. Era el único que hablaba de política en la casa y que se atrevía a hablar mal de Pinochet. Una vez le pegaron por restregarle en la cara al papá que: le rendía pleitesía al viejo que había matado a su primo. -Si se metió en weas fué culpa suya le dijo el papá peandole un combo. Un buen combo, un combo de pelea, como las de barrio, como las de la calle, pero adentro de la casa. El chaplin quedó tirado y todo el mundo en silencio.  Otras veces los papás y sobre todo la mamá le había pegado a los cabros, pero esta fue la más grave, cuando las cagás que se mandaban eran chicas y les llegaban un par de correazos los cabros se atrevían a gritar: ¡¡y va a caer ...y va caer!! Pero era en broma y si bien la mamá se enojaba y terminaba repartiendo correazos a los otros por gritar tonteras. Esa noche de luna llena nadie se metió ni dijo nada, esa noche de luna llena los cabros se fueron a acostar como si los hubieran castigado, el Pinocho ni siquiera avisó que le dio alegraría en el pecho, se le enronchó entero, pero se quedó callado. Lo del Chaplin fue súper grabe, ofendió la casa. Y el papá nunca se lo perdonó, hasta se negó en ayudarle a pagar la carrera de sociología en una academia de Santiago, el Jochico le pasó la plata, pero igual no pudo terminar. Fue el primero en irse de la casa cuando pudo y el que menos la visitaba. Siempre se mantuvo en contacto con el Jim, el Gabriel, el Jochico y el Pinocho.

Este último aparte de ser ahijado de Pinochet, no tenia ninguna gracia.
ninguna.

Osea era bueno para la pelota, pero todos los Rufiños eran buenos para la pelota, siempre creció un poco a la sombra del Maradona, cuando el se fue a estudiar contabilidad general a un instituto en Santiago fue poco lo que lo ayudaron, porque se iba la plata en la rehabilitación del Maradona que se puso pasturri.

En Santiago tubo una hija, la tercera nieta mujer de los Rufiños, con 5 primitos varones. Para criarla trabajó en la contru donde le daba vergüenza decir que era ahijado de Pinochet y le decían simplemente Luchito, como era empeñoso, aunque no tanto como el papá, se especializó en maquinas de carga y se puso a trabajar en la bodega de un Jumbo en las Condes.

En ese tiempo algunos compañeros trataron de sindicalizarse, pero no lo lograron. Los echaron a todos. El no estaba metido pero lo retaron igual y hasta le bajaron el bono de almuerzo.

Una tarde en la bodega lo llamo la mamá de su hija. Ya casi no hablaban sólo se pasaban a la niña como si  fuera un paquete. Pero lo llamó ella y estaba llorando, apenas se le entendía y entre sollozos entendió que la niña había tenido un accidente. El pinocho salió corriendo.  No le pagaron el día entero y le descontaron uno de permiso.  La niña tenía una fractura expuesta, la atendieron en una clínica privada de urgencia. El Pinocho se endeudo y aunque el Jochico le pasó algo de plata quedó apenas pagó una cuota de doce, las que tendía que repactar todos los meses para ir acumulando deuda.

Una noche el Pinocho reventó, esa noche lo llamó el Gabi le contó que al Chaplin lo llevaron detenido, lo enjuiciarían por asociación ilícita terrorista que tenía unos amigos que pusieron una bomba y a el lo llevaron por vender hamburguesas de soya. El sabía que su hermano tenía ideas raras, pero ni cagando iba a hacer eso ¿ Pá qué?¿Que ganaba, si el Chaplin era inteligente, el más inteligente de todos ellos.

 Entonces la rabia le empezó a subir desde la guata y la medallita de la virgen del Carmen le empezó a quemar, le ardió con furia infernal en el pecho, proporcional a la rabia acumulada, rabia que desconocía, que la negaba mientras la acumulaba. Se arrancó la medalla con nulo cuidado, rompiendo la cadena y no tocandola directamente, porque le quemaba. No estaba seguro, pero en ese gesto se había escuchado gritando ¡Milicos de mierda!

Agarró la medalla e instintivamente supo lo que era, aulló a la luna llena inchando su pecho como si fueran muchos pulmones. Miró fijamente con ojos nuevos la imagen de la virgencita del Carmen estampada en una Bala de plata. Lanzó la medalla lejos y todo el cuerpo se le estremeció en una picazón terrible, los bellos se le pararon como agujas clavadas. Sentía la presencia de la medalla sabía en todo momento donde estaba, la sentía como presencia y una amenaza constante, vigilante esclavisante.  Entonces corrió para alejarse de la medalla o para alejarse de si mismo,  aveces apoyaba las manos para correr más rápido. Arrancaba de esa bala de plata que le habían clavado en el pecho desde que nació.

Ahora sabía por una memoria antigua de varias vidas que se le había despertado, que la medalla era un instrumento para reprimirlo, para reprimir su fuerza, su impetú, su furia salvaje de lobo, de monstruo ejecutor de monarcas, conocía ahora el juramento y la maldición del séptimo hijo nacido varón.

 El capellan militar diestro en su brujería y sabio en su tradición le colocó personalmente la medalla
a los ojos del monarca para que no se revele la naturaleza.  Luis Rufiño Santander gritó y su grito fue un aullido que hizo temblar los vitrales de la catedral, se quebró el vidrio del portaretratos de la foto de su bautizo exhibido en el living de sus padres a kilometros de distancia,  el aullido era el aullido de oprimido, de la rabia acumulada por la clase obrera, por la injusticia de pagar por la salud de su hija, la rabia de una deuda que no podía ser saldada. La rabia que se fumaban los cabros en pasta, los puños apretados por el machismo que había aguantado su hermano, las horas de trabajo esclavo acumuladas por varias vidas condenadas a la pobreza, la rabia del engaño de crear una pequeña esperanza de salvación suficiente para que en medio de toda la mierda, negara su propia sangre, la rabia oscura de su padre de odiarse por vivir alabando la imagen de estatua de quien mató a su pariente querido, la rabia de odiar a sus pares y amar a los tiranos se había derramado y esa noche fue más lobo que hombre,  y de lobo tenia hambre por la sangre de los opresores.

Sentía el olor putrido, la ciudad olía a muertos, a muertos en el desierto, a muertos en el mar, a llanto seco en las calles, las lagrimas amargas impregnaban el cemento y la podrían, el olor del sudor castigado estaba pegado en los metales. Aulló como lobo, le saludaron algunos perros callejeros,  fue a buscaar a su presa. Era un hombre lobo atado por las cadenas una fiera salvaje reprimida desde la primera infancia.

Esa noche un traslado de imputados de gendarmería sufrió un accidente, se volcó de forma inexplicable, los funcionarios quedaron internados por la perdida de sangre, decían haber atropellado un perro, pero no habían señales de perro alguno. En cambio el imputado, acusado de colocar una bomba, decía que todo fue culpa de una maniobra estúpida por parte del conductor, nadie entendía porqué Daniel Rufiño Santander sonreía al contar la historia.

Al la mañana siguiente el Lucho, despertó como nunca y como cualquier mañana,  nunca más dejo que le dijeran Pinocho, nadie arregló el protaretratos de su bautizo, siempre supo en que lugar exacto estaba la bala de plata que le colgaron al pecho, por muy lejos que se encontrara de ella  y cada luna llena se convertía en un lobo que buscaba morder la garganta de un leviatan.